San Diego

Chiapas en San Diego

Columna

Campeche, Tabasco y Chiapas son los únicos estados que no he tenido el privilegio de conocer en mis viajes como turista y periodista por la República Mexicana.

Pues resulta que semanas atrás, aquí en San Diego y a varios miles de kilómetros de distancia, descubrí las maravillas naturales y la compleja realidad social de Chiapas.

A través del documental Ch'ulel (www.chulelthefilm.com), que significa esencia-alma en lengua tzotzil, recorrimos los rincones de la tierra chiapaneca, en donde se mezclan costumbres ancestrales de sus etnias con la ruidosa modernidad de su crecimiento urbano.

"Son pocos los lugares que aun conservan su esencia, quienes habitan ahí, son la luz del planeta...", sentencia el texto inicial del filme dirigido por el tapatío Jorge Creuheras Orozco y producido por Marisol Fábregas Santos, en el año 2011.

Sin diálogos ni narraciones, Ch'ulel te atrapa a lo largo de sus 71 minutos de duración con la majestuosidad de los paisajes chiapanecos, el colorido de las fiestas indígenas, una música relajante y el resonar de los ríos, cascadas, murmullos naturales y sus misteriosos silencios.

Asegura Creuheras que encontró en Chiapas una pasmosa tranquilidad, especialmente en los lugares más pobres y atrasados donde la gente vive en paz y armonía en contraste con el frenesí y las tensiones del hombre de ciudad.

Ch'ulel ha recibido varios premios internacionales y fue exhibida en agosto pasado en el Museo de Fotografía y Arte del Parque Balboa, durante la cena de gala que organizó la Fundación Pasitos de Tijuana en aras de recaudar fondos para su labor en pro de menores autistas.

Dos temas distintos se fundieron esa noche mágica por una simple razón: la urgencia de salir de nuestro confort cotidiano y dar un paso firme para ayudar a quienes más lo necesitan.

Ch'ulel retrata la pobreza de Chiapas, pero también nos recuerda las necesidades al extremo norte como Tijuana y la franja fronteriza.

Pasitos es una organización no lucrativa que ha rescatado a cientos de niños y jóvenes que padecen algún tipo de autismo.

Inició hace catorce años en la vecina Tijuana con modestas instalaciones, pero gracias a la perseverancia de sus fundadoras Priscila Alonso y Susana Nieves, y al respaldo de una comunidad solidaria, Pasitos es hoy en día un moderno centro psicopedagógico con personal altamente capacitado y programas educativos que cambiaron la vida a muchas familias afectadas por el autismo de un hijo.

Pero las necesidades son inmensas y los recursos muy limitados. Lamentablemente en México no existen programas de educación especial en las escuelas públicas ni en las privadas, de ahí la valiosa aportación de Pasitos.

Por ello la Fundación Pasitos realiza eventos y campañas constantes para allegarse de recursos y poder cumplir su misión de "integrar a los niños con autismo a la sociedad y asegurar su derecho a una vida digna y feliz".

En San Diego se creó el Club Amigos de Pasitos, coordinado por Mary Carmen Creuheras y Guillermo Álvarez-Malo, quienes lograron fundir esta feliz coincidencia entre Ch'ulel y los niños autistas de Baja California.

Si estás dispuesto dar un donativo o dar tu paso en firme para integrarte al Club Amigos de Pasitos, llama al teléfono 619-917-7572 o consulta la página: pasitos.org

Nunca es tarde para extender la mano a quienes deveras lo requieren.

Envía tus comentarios a jhealy1957@gmail.com

Relacionado:

comentarios

  • Facebook

  • SanDiegoRed

 
 
  • Nuevos

  • Mejores

    Noticias Recientes Ver más

    Subir
    Advertising