Primeras Líneas

Reflexiones del mundo y sus ecos

"¿Qué se puede decir de una muchacha de veinticinco años que murió? Que era hermosa. Y brillante. Que adoraba a Mozart y a Bach. Y a los Beatles. Y a mí". Así empiezan las primeras líneas del best seller "Historia de amor" de Erich Segal. También son estas en voz de Ryan O'neal las que dan inicio a la exitosa versión cinematográfica de la novela. A esto, a las primeras líneas se les denomina el íncipit, es el arranque del relato y donde se inicia la intima relación autor-lector.

Descartando el título o los prólogos, hay quienes piensan que con sólo leer las primeras líneas de una novela uno se da cuenta si ésta es buena o mala. Que pueden detectar a través de de su voz, del tono y de su ritmo un motivo para seguir leyendo. Que necesitan engancharse, sumergirse directamente en la intriga. No creo poder recordar todos los íncipit que me han impactado, mas hay algunos que son difíciles de olvidar. "Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto." Primeras líneas de "La metamorfosis" de Frank Kafka o las primeras líneas de "Pedro Páramo" de Juan Rulfo, "vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo". Debo admitir que un buen comienzo tiende a ser un encantamiento, un coqueteo que busca atraparte, seducirte y dejarte deseando más. "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo que vivía un ingenioso hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…" Así comienza uno de los libros más memorables de la literatura universal, "El Quijote de la mancha" de Cervantes Saavedra escrito hace más de cuatro siglos.

"Una historia no tiene principio ni fin: arbitrariamente uno elige el momento desde el cual mira hacia atrás o hacia delante. Digo "uno elige" con el orgullo inexacto del escritor profesional que ha alcanzado alguna notoriedad digna de tenerse en cuenta y es elogiado por su destreza técnica; pero, en realidad, ¿elijo yo, por mi propio arbitrio, aquella oscura y húmeda noche de enero de 1946, en el prado comunal, la figura de Henry Miles, sesgada a través del ancho río de lluvia, o son estas imágenes las que me eligen a mí?". Estas son las primeras líneas de "El fin de la aventura" de Graham Greene. Cuyo arranque, de acuerdo a lo que dice Vargas Llosa "es uno de los mejores con que haya empezado jamás una novela" ya que "inmediatamente subyugan al lector y lo instalan en un clima psicológico que la continuación del relato ira espesando". Para explicar su entrada, Greene consigue narrar magistralmente en primera persona, el golpe de gracia que hace que cambie todo el curso de la historia.

Debido al impacto que producen la fatalidad y la violencia, me atrevo a decir que son temas recurrentes en las frases inaugurales. "El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en el que llegaba el obispo". Desde las primeras líneas de "Crónica de una muerte anunciada" de García Márquez, el lector ya conoce el final más en ningún momento esta pierde su suspenso. Otros inicios pueden ser breves, condensados e íntimos si se narran en primera persona. "No lo van a creer, dirán que soy un tonto, pero de chico mis ilusiones eran volar, hacerme invisible y ver películas en mi casa", de "El principio del placer "de José Emilio Pacheco. "Regresar a los lugares donde he vivido, las casas y su vecindad, me atrae de forma irresistible siempre", de "Desayuno en Tiffany's" de Truman Capote. Estos dicen tanto con tan poco.

Otros de mis íncipit favoritos son; "Héctor contempló el rostro enmascarado de un luchador de lucha libre por el que corría una lágrima.", de "Amorosos Fantasmas" de Paco Ignacio Taibo II.

"Parecía una noche hecha adrede", de "El largo viaje" de Leonardo Sciascia. "Que nunca fuera a trabajar para el gobierno le había pedido su padre muchos años atrás, por lo menos veinte años antes de que Bruno empujara el protón entreabierto de la antigua iglesia..." Primeras líneas de "Pretexta" de Federico Campbell que aunque las leí por primera vez en mi niñez, me vienen con frecuencia a la memoria.

Quiero aclarar que no todas las buenas novelas que he leído tienen un íncipit memorable. Paradójicamente lo primero que escribí de este texto fueron las últimas líneas. Sin reparar en época, nacionalidad o género literario, mi selección se basa en el gusto, afinidad y admiración por sus autores. Por esto, mi único interés al citarlas es el de incitar a su lectura.

Algunos de los grandes de la literatura como Ernest Hemingway y García Márquez empezaron en el periodismo, en la salas de redacción de los periódicos. Otros como Graham Greene y John Le Carré se dice que fueron espías. Por eso me pregunto, ¿cómo son las primeras líneas de los que empezaron en la publicidad?

Eduardo.Flores@sandiegored.com

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