Tijuana

Un alcalde atado de manos. Crónica de un desastre anunciado

El nuevo gobierno de Tijuana

¿De quién es la mano que va a mecer la cuna en el XXI Ayuntamiento de Tijuana? Si algo me está quedando claro, es que no es la mano de Jorge Astiazarán. El doctor admite públicamente que hay presiones políticas. Imposible sería tratar de ocultarlas. El problema es que más allá de los naturales intereses que giran alrededor de todo gobierno en formación, lo que veo es a un Astiazarán Orci atado de manos por el grupo o los grupos políticos que impulsaron su candidatura. Su planilla de regidores, rica en personajes de la más anacrónica prehistoria priista, le fue impuesta a la hora de convertirlo en abanderado. Lo que ahora me pregunto, es si dejarán a Astiazarán tener mano o tan siquiera opinión en la conformación de su equipo de trabajo. Si la administración de Astiazarán va a ser, como todo está haciendo indicar,una réplica del XVIII Ayuntamiento hankista, entonces está comenzando por muy mal camino. Políticas y leyendas negras aparte, la realidad es que si analizamos con frialdad la administración municipal 2004-2007, podemos concluir que fue una administración fallida. El 30 de noviembre de 2007 Tijuana estaba en bancarrota. Si Astiazarán deja que le impongan el modelo de un trienio que acabó en naufragio, desde ahora podemos empezar a escribir la crónica de un desastre anunciado.

Aparte del obvio respaldo político y monetario del Grupo Caliente, una de las claves del triunfo de Jorge Astiazarán en Tijuana fue que logró proyectar la imagen del candidato no maleado ni contaminado por la dinámica partidista. Frente a la corrupta tenebra castrotrentista, Astiazarán aparecía como el rostro fresco de un tijuanense bien intencionado, ajeno a las grillas y los juegos de poder. Ante un electorado harto de los políticos reciclados, Astiazarán logró vender la imagen de un aspirante ciudadano capaz de volar por encima del lodazal priista. El doctor hizo una buena campaña, pues no cayó nunca en la dinámica de guerra sucia y golpes bajos que fue el sello del proceso electoral 2013. Su triunfo hasta cierto punto me parece lógico, pues en el papel lucía como una mejor alternativa que el malogrado Alejandro Monraz, marcado por el estigma de la traición y los intereses de lado más opaco del panismo tijuanense. Mi conclusión es simple: Astiazarán fue un buen candidato; el problema es que dudo mucho que vaya a ser un buen alcalde. Con toda franqueza, no creo que tenga el carácter ni el liderazgo para imponerse a los intereses que lo rodean.

Jorge Astiazarán con su equipo de transcición y el equipo del alcalde Carlos Bustamante
Jorge Astiazarán con su equipo de transcición y el equipo del alcalde Carlos Bustamante

La línea política del Hipódromo

Si las decisiones de la próxima administración municipal se van a tomar en el Hipódromo, Astiazarán debería mirarse en el espejo del ayuntamiento que presidieron Jorge Hank Rhon y Kurt Honold para no volver a cometer los mismos errores y tropezar con las mismas piedras de un periodo fracasado. La conformación del equipo de transición es una clara señal de que Astiazarán va a seguir con la misma receta. Kurt Honold es el conductor del equipo de transición municipal y aunque él más de una vez me ha dicho que se siente más cómodo en su rol de empresario, es muy posible que vaya a ser una pieza importante en el organigrama del próximo ayuntamiento. Honold, hombre de toda la confianza de Jorge Hank Rhon, es una persona que saluda apretando fuerte la mano y conversa mirando a los ojos. Su estilo es directo y concreto, mucho más empresarial que político. Su forma de ser me parece la antítesis de la personalidad del "Diablo" Fernando Castro Trenti, un tipo por el que Honold siente una profunda aversión. Sí, Kurt es una buena persona, un empresario exitoso, alguien que me inspira confianza, pero hay un pequeño problema: no fue un buen alcalde. En su descargo puedo decir que no tuvo tiempo para intentar gobernar, además de heredar una verdadera hecatombe financiera. La duplicación del número de policías y el aumento de sueldo a toda la corporación, generó un desbalance presupuestal que los expertos financieros del Grupo Caliente jamás pudieron remediar.

Kurt gobernó siempre atado de manos, presionado por los intereses del grupo político y sin dinero para obra pública. Impulsó una muy necesaria modernización del catastro municipal, pero su problema fue que en las semanas finales del trienio no había un centavo partido por la mitad en las cajas de tesorería. Al final tuvieron que pellizcar el crédito de Scotia Bank para poder pagar nóminas y gasolina de patrullas. La última quincena de la administración acabó pagándola el gobierno estatal. En noviembre de 2007 el XVIII Ayuntamiento era un barco hundido. ¿Tropezarán de nuevo con la misma piedra? Hagan sus apuestas.

Un síndico junior

Si hay un tema que preocupa particularmente de cara a la próxima administración, es el de Sindicatura. En el trienio de Jorge Astiazarán, el órgano de control interno del Ayuntamiento, el que en teoría debe fungir como guardián del buen uso de los recursos públicos y sancionador de actos de corrupción, quedará en manos de un junior. ¿Su nombre? Arturo Ledesma Romo. ¿Su experiencia? Nula. Claro, un ciudadano tijuanense podrá preguntarse con todo derecho: ¿Y cuáles son los méritos profesionales de este joven? Hasta donde se tiene entendido, su único mérito es su parentesco con los niños verdes locales. El hermanito menor del Pochongo no ha tenido nunca un cargo público. Tampoco es empresario ni se le conoce por ser un activista ciudadano o un promotor de alguna causa noble. ¿Habrá al menos sido presidente de su salón en la primaria? La realidad es que el cargo de síndico era para Miguel Ledesma Romo, pero como en marzo estalló el conflicto por el escándalo de sus carteleras electrónicas irregulares clausuradas por el Ayuntamiento, el Partido Verde le pasó la estafeta al hermano para que todo quede en familia. Cuesta mucho trabajo ser optimista de cara a lo que será el trabajo de Sindicatura en el próximo trienio, pues aparte de tener mucho dinero y ser protegidos de Jorge Hank Rhon, los Ledesma Romo no han hecho grandes méritos como servidores públicos. El Pochongo tuvo una gris trayectoria como diputado. Sus hermanos simplemente se han limitado a confirmar el estereotipo de club de juniors que carga a cuestas el Partido Verde.

Jorge Astiazarán y su esposa Elia Manjarrez
Jorge Astiazarán y su esposa Elia Manjarrez

Equipo de contrastes

El equipo de Jorge Astiazarán brilla por sus contrastes. Por una parte tiene colaboradores como Carlos Linaldi y Luis Eduardo Cantúa, colegas comunicadores por quienes siento un gran respeto profesional y de quienes estoy seguro van a encargarse de dar un rostro fresco a la imagen institucional. Ni qué decir de un buen amigo como Tomás Perrín, tijuanense de una pieza que derrocha creatividad como mercadólogo. Mención aparte merece la futura primera dama, Elia Manjarrez, alguien por quien siento el más profundo respeto como profesional y como ser humano. El problema es que al ver que el Cabildo va a ser controlado por un charro cetemista como Javier Hernández Vera o por una reliquia dinosáurica como Rafael García Vázquez, uno acaba por perder las esperanzas (ambos por cierto ya fueron regidores con mucha más pena que gloria) ¿Esa es la Tijuana moderna? ¿Esa es la Tijuana de perfiles ciudadanos? La seguridad pública es tema aparte. ¿Va a seguir Astiazarán el modelo Algorri Franco? ¿Es Luis Javier el próximo secretario de Seguridad Púbica? Si de un pie cojeó la administración hankista fue del policíaco y no sé si Astiazarán tenga claro el rumbo en ese tema. Lo único cierto es que Algorri es el jefe de seguridad del Grupo Caliente y cuenta con la bendición hankista.

El infierno está lleno de buenas intenciones

La gente que votó por Jorge Astiazarán lo hizo porque vio (o creyó ver) en él una cara limpia y un liderazgo ciudadano ajeno al estiércol de la política. Con su inexperiencia a cuestas, Astiazarán tiene el gran reto de erigirse en líder y lograr imponerse a las presiones de los grupos poder. Daría gusto ver a Astiazarán conformando un gabinete de ciudadanos ajenos a la militancia partidista, cuyo currículum esté en las organizaciones de la sociedad civil o en las empresas y no en la nefasta grilla. Tijuana está llena de talentos y la regla general es que nunca ni por error son tomados en cuenta. Astiazarán podría, si tuviera el carácter, transformarse en un auténtico alcalde ciudadano capaz de gobernar volando por encima de los pantanos políticos. El problema que por ahora lo veo atado de manos y condicionado por sus padrinos. Ojalá sea capaz de dar una sorpresa. En lo personal, sí creo en el rostro filántropo y bien intencionado que proyecta Astiazarán, pero nunca olvido que el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones. DSB

danibasave@hotmail.com

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