La conciencia del ser humano tiende a ser moldeada por acontecimientos trascendentes, información de alto impacto o experiencias vividas en carne propia. En estos días las redes sociales se han inundado con posts de famosos y no famosos dándose un cubetazo de agua con hielos para hacer conciencia sobre dla poco conocida enfermedad de esclerosis lateral amiotrófica (ALS por sus siglas en inglés), también conocida como "Lou Gehrig's Disease". Se trata de una tremenda enfermedad neurodegenerativa y mortal que afecta los nervios del cerebro y la médula espinal; con el tiempo el cerebro pierde la habilidad de iniciar y controlar el movimiento del cuerpo y los pacientes que alcanzan etapas avanzadas pueden quedar totalmente paralizados. Se trata de una enfermedad devastadora que afecta no sólo a la persona, sino a su círculo primario de familiares y amigos.

La ALS Association estima que sólo en los Estados Unidos existen 30,000 casos de esclerósis lateral amiotrófica (como referencia, equivale a una tercera parte de la población de Rosarito, Baja California) y que se diagnostican 5,600 casos nuevos cada año . Con el reto del cubetazo de agua helada, la conciencia global sobre esta enfermedad se ha elevado, gente desde Shakira hasta Ben Affleck, hasta el vecino, han aceptado el reto y posteado su video en redes sociales. Todos sabemos ahora de la existencia de esta terrible enfermedad.

Pero qué pensaríamos y cómo cambiaría nuestra conciencia si de pronto empezaran a salir en medios y redes sociales datos sobre una enfermedad que causa la muerte de 80,000 mexicanos al año (aproximadamente el 85% de la población de Rosarito). Si además nos dijeran que se ha convertido en una pandemia que le roba a las personas de manera progresiva su habilidad de trabajar y ser productivos, que abre una caja de Pandora de enfermedades relacionadas, que tiene como víctimas a millones de personas de recursos limitados y que afecta también a 2 de cada 3 norteamericanos, mientras cunde rápidamente por el mundo entero. Esta enfermedad no corresponde a una película de ciencia ficción, es real, y se conoce como diabesidad .

Según reporta sinembargo.mx, en 2011 Manlio Fabio Beltrones declaró que "ochenta mil personas fueron asesinadas en México durante la guerra contra las drogas en los últimos 8 años…" ¿Será que estamos desenfocados? ¿Por qué no estamos alarmados ante el hecho de que un número igual de mexicanos muero cada año por las enfermedades relacionadas a la obesidad y el sobrepeso? Esto sin mencionar el hecho de que se trata de un problema en esencia global. Las muertes violentas en México deben terminar, le han costado mucho a miles de familias y al país entero. Pero enfocarnos en sólo una de las causas de muerte y de rompimiento del tejido social en un país es sufrir de una especia de miopía social selectiva.

Según La Jornada, en su edición digital del 11 de diciembre de 2012, un organismo europeo protector de los derechos humanos declaraba en aquél entonces que, durante un período de 8 años, 19 mil 442 mexicanos al año habían muerto por causas relacionadas con el narcotráfico y el crimen organizado. Una cuarta parte de los mexicanos que mueren por enfermedades relacionadas con la diabesidad.

Hasta hace unos días más de un millón de videos con el reto del cubetazo de agua helada se habían posteado en Facebook para elevar la conciencia sobre una enfermedad por demás terrible, que afecta actualmente a 30,000 personas en los Estados Unidos. El ALS, el cáncer de mama, el VIH/SIDA y tantas otras enfermedades merecen no sólo nuestra atención, sino los recursos y voluntad de todos los actores relevantes para encontrar soluciones. Cánceres sociales como el crimen también. Pero persiste la pregunta ¿estaremos desenfocados?

El vertiginoso crecimiento de la diabesidad ha llevado a expertos a describirla como la primera pandemia no contagiosa de la historia de la humanidad. Las razones por las que no se hace más por exterminarla son muchas y muy complejas; existen factores económicos y políticos; de distribución de bienes y servicios; de falta de información y de origen emocional del individuo. Lo cierto es que la oferta de alimentos procesados, altamente industrializados y azucarados es enorme y resulta difícil achacar a la casualidad que el crecimiento de dicha oferta y el aumento del sobrepeso y la obesidad en el mundo vayan de la mano. El efecto sobre nuestra salud es evidente. Ahí están las estadísticas y los números, que no mienten.

Desarrollar una conciencia y una mayor sensibilidad ante el sufrimiento humano y hacer nuestra parte por acabar con amenazas como la enfermedad, la violencia, la pobreza, la falta de educación y la injusticia es indispensable para lograr un verdadero progreso colectivo; para dejar de estar desenfocados como sociedad, ver claramente las razones detrás de todos nuestros males y crear las soluciones integrales que con tanta urgencia necesitamos.

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*La autora es comunicóloga y presidente fundador de Sana México A.C. . Cuenta con estudios en Nutrición Culinaria por la Culinary Art School de Tijuana y una certificación en Health Coaching por el Institute for Integrative Nutrition. Sus consejos para un estilo de vida saludable están en Facebook.com/vivebalanceada

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