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El asistir a una corrida de toros cambió mi perspectiva sobre la tauromaquia

Que no te cuenten

Ayer por la tarde acudí por primera vez, en una edad con criterio, a una corrida de toros. Me acompañaba mi novia, también primeriza en este tipo de eventos. La cita fue a las 16:00 horas en la Plaza Monumental de Playas de Tijuana, donde se dieron cita cerca de 15 mil personas para ver Pablo Hermoso de Mendoza, Eulalio López Zotoluco y José Mauricio.

Debo admitir que desde hace tiempo sentía curiosidad por conocer de primera mano la tauromaquia. Y permítame decirle, apreciado lector, que lo que vi el domingo me pareció un espectáculo tan bello y conmovedor que me provocó un nudo en la garganta y provocó que me levantara de mi asiento para aplaudir en más de una ocasión, pero que a la vez sacó varios cuestonamientos a mi moral. Anteriormente estaba en contra de las corridas, pero lo que vi logró cambiar mi opinión sobre tan polémico espectáculo.

Foto: Hayne Palmour IV / San Diego Union Tribune

Sí, fui a una corrida en la Plaza Monumental. Me gustó y pienso volver. ¿Por qué?

Nunca es agradable presenciar la muerte. Si a ello se le suma el seguir el proceso de heridas y sangre derramada en la plaza, más de uno dejaría escapar las lágrimas. Sin embargo, es importante conocer todo el proceso que involucra el evento, cómo es que el toro llega ahí y el verdadero propósito de la tauromaquia.

Sin embargo, pude conocer de primera mano y por expertos la historia y el proceso de la Fiesta Brava. El destino de cualquier toro es la muerte, para el consumo humano. Sin embargo, aquí el animal asiste a una pelea por su vida en la cual puede resultar ganador a través de indulto. En ese momento, al haber demostrado una bravura ejemplar, salva su vida y es tratado como verdadero rey el resto de ella. En múltiples ocasiones los toreros han salido corneados, lo cual lo convierte en una auténtica batalla.

La bestia es tratada como rey antes de su aparición en el ruedo. Existe el dicho popular de "El torero hace al toro". Muy probablemente, sin el trabajo de ganaderos que crían a los toros de lidia, el animal estaría prácticamente extinto. Es un proceso de cuatro a cinco años para que el protagonista del evento haga su primera aparición en una corrida. Es por ello que la carne del toro de lidia se vuelve más valiosa para consumo humano, prendas y calzado. Ante el mismo fin que tienen muchos animales para nuestro consumo, el método de la tauromaquia parece la mejor de las formas para celebrar y agradecer a tan bravo y bello animal.

Foto: Hayne Palmour IV / San Diego Union Tribune

A palabras de Federico García Lorca: "La fiesta de toros es el único lugar en donde se puede estar seguros de presenciar la muerte envuelta en la mas deslumbrante belleza". Es tal el amor que existe de parte de la tauromaquia hacia el toro de lidia y el respeto que se le tiene, que es el único animal al que se le da el derecho a luchar. ¿Cuántos animales no son sacrificados a oscuras, detrás de una puerta de formás más crueles y propósitos aún dudosos?

Al proceso digno de muerte se le suman una serie de elementos como vestimenta, música y movimientos que hacen de la corrida un verdadero espectáculo. Los valientes que se lanzan al ruedo, su condición físico-atlética, entrenamiento y, sobre todo, valor, vuelven el asistir a la plaza en algo que vale la pena.

La tauromaquia es una tradición. Es un arte que lleva más de cinco siglos que no es exclusiva de España y México; Venezuela, Perú, Colombia y Ecuador se han unido a la Fiesta Brava. Parafraseando a Dietrich Schwanitz, la cultura es el conjunto de acciones e historias que dan cohesión a una sociedad. La tauromaquia es parte de nosotros y desaparecerla sería darle un puntapié a nuestra cultura, a esa cuidadosa construcción de historias, lenguajes, costumbres y tradiciones que ha dejado el espectáculo en esta tierra desde siglos atrás.

Hace escasos días fracasó en el Congreso Local la iniciativa de erradicar las corridas de toros. El proyecto, probablemente, quede en stand-by durante varios meses. Así que le invito, estimado lector, a que lea un poco más sobre la historia de la Fiesta Brava y asista a una corrida de toros. La temporada acaba de comenzar y habrá fechas próximamente. Conozca de primera mano el acto y forge su criterio en base a lo que sabe y lo que ve, no sobre lo que se dice.

Cualquier comentario puede hacérmelo llegar también vía correo electrónico:

oscar.montoya@sandiegored.com

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