La investigación sobre la supuesta violación de una joven en Veracruz parece haberse trasladado de la fiscalía a las redes sociales, ya que ha desencadenado un debate social importante sobre la impunidad que existe en el país. Son miles los comentarios de personas que se han manifestado en contra de las acciones de estos jóvenes y la falta de acciones por parte de las autoridades correspondientes.

Hay un mensaje claro que se ha hecho ver por Twitter, Facebook y otros portales de internet: no más impunidad de los más adinerados.

Parece que cada día hay un nuevo episodio de este conflicto y Facebook se ha convertido en protagonista en esta triste telenovela. En mayo del 2015 la familia de Daphne Fernández denunció que su hija había sido violada por cuatro hijos de empresarios veracruzanos y de un exalcalde de un municipio en la entidad. El padre de la víctima decidió publicar en las redes sociales unas cartas y un vídeo que grabó de los jóvenes disculpándose por haber violado a su hija. La misma víctima también público por Facebook una carta expresando sus sentimientos al pasar por lo que ella describe como una "pesadilla." Además el padre de Daphne ha acusado a los padres de los imputados de estar al frente de una campaña de difamación contra su hija en las redes sociales, acto que impulsó al señor a denunciar el delito.

El caso, conocido como "Los Porkys" por el apodo a los acusados, me conmociona ya que se trata de otro acto de violencia que se vive en el país a diario y que muchos deciden no reportar por vergüenza, por temor, por ignorancia o tal vez por que quienes sí han denunciado en el pasado se les atiende poco y mal.

Sin embargo, este caso en particular ha divido la opinión pública ya que los jóvenes alegan que la víctima miente y que el padre los amenazó de muerte.

Enrique Capitaine, Jorge Cotaita, Diego Cruz y Gerardo Rodríguez son buscados por el delito de pederastía.

Esta violencia refleja una enfermedad en el país que aún no tiene diagnóstico claro. La desigualdad económica, la descomposición de nuestra fe en las autoridades, y la corrupción del sistema judicial mexicano son factores de esta enfermedad de nuestros tiempos.

¿Cómo es posible que los mexicanos le tengamos más fe a Facebook que a las autoridades? Que en vez de entablar una demanda en la fiscalía, acudimos a nuestras computadoras para denunciar crímenes. ¿A qué hemos llegado que se tienen que llegar a cierto número de "likes" para ver alguna reacción de parte de nuestro gobierno para resolver una injusticia? ¿A caso Facebook se ha convertido en la autoridad moral del país?

La solicitud de la Fiscalía General del Estado de Veracruz a la Policía Internacional fue presentada 11 meses después de la denuncia del padre de la víctima a raíz de las manifestaciones y el escándalo en las redes sociales.

11 meses después.

Es un periodo excesivo para un acto de violencia a una menor de edad. Un acto que marcará el resto de su vida. Si los imputados no fueran hijos de influyentes personajes de la sociedad de Veracruz, ¿se habría tardado tanto las autoridades?

Como ejemplo, uno de los implicados en este caso también lo estuvo en la muerte de un corredor de 35 años que falleció atropellado en el 2013. El caso tampoco se resolvió y el hermano de la víctima relató a varios medios de comunicación que recibió amenazas de muerte después de insistir que se investigará el caso.

Al parecer que de nueva cuenta las acciones de la fiscalía llegaron tarde ya que tres de los acusados se fugaron del país. La Interpol registró los nombres de Enrique Capitaine, Diego Cruz Alonso y Jorge Cotaita y ahora son buscados en más de cien países. Se cree que los ahora prófugos se encuentran en Estados Unidos y España.

Espero que este caso no se olvide rápido en las redes sociales y que se exija continuidad. Porque las tendencias se acaban rápido y aunque Facebook ha sido un arma para encender las llamas de indignación en la sociedad, el tiempo es la manguera que extingue estas llamas y por falta de interés queda en el olvido otro caso de impunidad en México.

Este artículo refleja la opinión de la autor y no de SanDiegoRed.

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