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Critica: Devastación

¿Cómo le fue a la cinta del Tijuanense Abraham Sánchez?

No sabía exactamente qué esperar con Devastación quinto proyecto del cineasta tijuanense Abraham Sánchez, -quien dicho sea de paso obtuvo una gran recepción en la pasada edición del Macabro Film Festival en la Ciudad de México-, y debo decir que después de haberla visto persiste mi ambivalencia, pues si bien incluye una fascinante premisa y un notable estilo visual, la historia tiende a trastabillar conforme se acerca a su ambiguo final.

Aún así Sánchez merece aplauso por enfrentar un proyecto tan ambicioso y creativo, y por mantener la coherencia del argumento dentro de los parámetros del género a pesar de su corta duración e inusuales ideas.

La historia nos ubica en un futuro indeterminado donde Tijuana se encuentra devastada por una infección de muertos reanimados que propagan esta condición al morder a los vivos. De ese modo la ciudad ha sido bardeada y aislada del resto del mundo por parte de las autoridades. En este entorno conocemos a Sara (Ana Riojas) una sobreviviente presuntamente inmune a la infección quien tratará de sortear los peligros de esta sociedad post apocalíptica que coexiste con estos monstruos.

Primero, lo bueno: el panorama que se desarrolla en Devastación es muy interesante, y está arteramente construido para incluir todos los elementos conocidos dentro del subgénero de muertos vivientes, principalmente los infaltables comentarios políticos y sociales que de algún modo hacen que generemos nuestras propias opiniones sobre el origen y posible evolución de la terrible situación que atestiguamos. En ese sentido Sánchez juega con nuestras expectativas, ofreciendo vagas pistas de incierto significado... ¿Cómo fue que se llegó a este plan de contingencia? ¿realmente las medidas tomadas por el gobierno han sido las más apropiadas?, o simplemente estamos ante la indiferencia de una sociedad en el umbral de su extinción.

Afortunadamente la respuesta es más complicada (aunque incluye de todo un poco), y resulta estimulante armar el rompecabezas por medio de supuestas imágenes de archivo y algunas entrevistas a especialistas que se encuentran estudiando este terrible caso. Todo ello mientras nuestra abrumada protagonista busca sobrevivir.

En el aspecto visual, el director de fotografía Alejandro Montalvo hace un fantástico trabajo para representar los apocalípticos escenarios. Filmando en yonkes, basureros y terrenos baldíos de Tijuana ha logrado un paraje realmente estremecedor, que consigue transmitir por completo la idea de un mundo desértico, casi inhabitable, salvo por los pocos sobrevinientes, logrando con ello un tono verdaderamente sofocante alrededor de la historia.

Por su parte los efectos visuales complementan la historia con excelentes imágenes de grotesca belleza, con abundante derramamiento de sangre, combinado con perturbadoras representaciones de los muertos vivientes.

En resumen: excelente administración de recursos técnicos y narrativos para lograr mucho con muy poco.

Al menos eso sentí durante los primeros 20 minutos. Pero como mencioné al principio eventualmente la historia trastabilla un poco. La eterna constante de los sobrevivientes enfrentados a seres más repulsivos que los monstruos mismos, lo hemos visto infinidad de veces. Y si bien Sánchez incorpora elementos que destacan por sí mismos, estos se sienten un poco entorpecidos al unirlos con una trama un tanto monótona alrededor de la protagonista donde la vemos ser capturada y huir de manera un tanto repetitiva. Sin duda esto se vuelve un tanto cansado al darle vueltas a los mismos elementos, hasta llegar al ambiguo y pesimista final.

Afortunadamente el elenco se siente lo suficientemente profesional. En el caso de la protagonista Ana Riojas tiene sólida presencia y control sobre su personaje dándole el aire de fuerza que requiere. Por su parte tanto el veterano Ángel Norzagaray como un testigo de los primeros brotes de la infección y Rodrigo Zapien como un especialista que intenta explicar la situación que se está viviendo son sumamente convincentes. Y finalmente Gisela Madrigal (una de mis actrices tijuanenses favoritas) resulta amenazante en un corto papel como una fanática religiosa más agresiva de lo que aparenta.

A fin de cuentas, Devastación me mantuvo bastante entretenido y disfruté su aportación al género de horror y ciencia ficción, aderezada con amplias dosis de paranoia. La segunda mitad decae un poco, pero nunca deja de arrojarnos nueva información para complementar el misterio alrededor de esta sociedad devastada.

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Cuauhtémoc Ruelas es crítico de cine y conductor desde hace 8 años para distintos medios de comunicación en la ciudad de Tijuana. Con un diplomado en periodismo cultural, es fanático del cine nacional, drama y cine de acción. Puedes seguirlo a través de @esquinadelcine y su canal de video a través de Telenú.

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