Luis Naranjo, “Wicho”, es el fundador de la empresa que produce la salsa “La Perrona”. Nos platica cómo su producto, 100% tijuanense, nació como idea en el restaurant familiar: Mariscos “Los Wichos.”
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La cotidianidad de la vida y las ganas de mejorar la atención, servicio y oferta en el restaurant, hizo que Luis pusiera atención en algo sencillo pero fundamental para los platillos que su familia, liderados por su padre, ofrece a sus clientes: la salsa.
Nos dice que un buen día, hace ya cinco años, volteó a las mesas y se dio cuenta que ofrecían salsas de todas partes pero ninguna que pudiera ser considerada local, “de aquí”. Que en las mesas del restaurant había salsas “de Culiacán o Hermosillo, de Yucatán, de todas partes pero ninguna local ni mucho menos hecha en Tijuana. Ahí donde se nos prendió el foco y decidimos elaborar y envasar la primera salsa tijuanense. Ya se vende en tiendas de autoservicio y, orgullosamente, somos la primera que se exporta hacia Estados Unidos”.
Así, se consiguió una licuadora de dos litros -la tuvo que comprar porque, nos platica, ya se llevaba la de su mamá y lo regresó con ella- y a construir la receta. Entre la licuadora y las ganas de ver un producto tijuanenses en las mesas de la ciudad “y de todas las partes del mundo” fue que empezaron a mezclar ingredientes y sabores ahí, en la oficina del restaurant.
La primera receta lograda fue la de la salsa de Chiltepín, tras tres días de probar y probar recetas propias. Dice Luis que “sabían hacer salsas caseras, pera no para su producción para el mercado”.
Tras eso, pensaron en el nombre que hoy tiene el producto y no puede ser este más tijuanense. Platicó cómo nació. Nos dice que él y sus padres “son tijuanenses”. Que ama a Tijuana y que sabe que “faltan productos y cosas que nos identifiquen con la ciudad.”
Más allá de esas cosas positivas de pertenencia, de identidad, de un producto que es una salsa que no trae colorantes ni sabores artificiales, nos dimos cuenta que en el mercado ya hay muchas salsas, muy comerciales así como marcas de precios más altos que nosotros, pero con trayectoria
Al darse cuenta de eso, Luis se quiso “enfocar en un mercado de término medio, llevándole un producto bueno y a buen precio.” Pensar en eso, en ofrecer algo bueno y de Tijuana, salió el nombre, “La Perrona”, pues así es Tijuana, “muy perrona.” Y sí, es una palabra muy local.
Tras platicarnos del nombre, lo hizo de la salsa, del producto, sobre lo cual, por supuesto, abundó mucho. Dijo que su elaboración en muy tradicional. No trae colorantes ni saborizantes artificiales. Se nota en la viscosidad, el color, y el sabor. Dice cómo “trae un nivel de picor un poco más alto que los que encuentras en el mercado y su efecto es retardado. La pruebas y no pica... sigues probando hasta que te comienza a picar. Eso es lo que buscamos, que guste.”
Vídeo: 5to. aniversario de salsa "La Perrona".
Reconoce que Tijuana es un lugar de mucha competencia en el tema y rubro gastronómico. Que lo que aquí ha sido emprendido y creado ha sido exitoso por su peculiaridad, pues la ciudad “es una mezcla de sabores y de culturas. Tijuana está hecha de diferentes ingredientes y partes, y eso es lo que hicimos con nuestra salsa: tiene ingredientes de Sonora -lo dice en específico por el chiltepín aunque no es el único sabor que destaca. Tiene una salsa marisquera, “La Perrona Black, una de habanero amarillo y otra de habanero verde- así como especias de la India y de Sudamérica en una botella y empaques que por completo compramos y conseguimos aquí en la ciudad. Como Tijuana la salsa es una buena mezcla de todo”.
El equipo de “La Perrona” está conformado por 27 personas del área de producción y en el equipo de ventas, tiene cuatro personas y otras tres en labores ejecutivas pero Luis no olvida cómo empezaron dos personas, él y su padre, en la oficina del restaurant.
Conforme fueron creciendo, se agregó la necesidad contratar personal pero que el pilar del proyecto ha sido su padre. La idea es de Luis pero el arte de la receta, de su padre. Dice que el papá “es quien le mete la magia a los sabores” y que a él “más bien le toca más la parte de comercializar y de innovar en otros temas. Ese es el equipo.”
Comenta que ningún esfuerzo debe hacerse solo. Menciona que han hecho muchas alianzas con empresas locales que les “han echado la mano” para “poder integrar el producto a sus rutas de logística y comercialización para poder llegar a más estantes y personas”.
En lo que al márketing atañe, se la mayoría de las marcas eran muy tradicionales. No estaban en redes sociales. En eso nuestra marca es muy juguetona: utiliza muchos memes para la publicidad. Además ya es binacional, es vista como fronteriza
Comenta que buscan “gente que le guste un producto picoso” porque la salsa “sí pican”. Además, “que busquen un producto artesanal, sin tantos químicos ni sabores artificiales. Esta salsa le cae bien al estómago y, al consumirla, potencializa el sabor de muchas comidas.”
Sin duda el de “La Perrona” es un caso de éxito. El año pasado vendieron su primer millón de unidades. Recuerda Luis cómo “fue algo muy emocionante. Ha sido un reto lograr eso por primera vez. Por ahí anda un mensaje de hace cinco años que le envié a mi hermana donde estaba orgulloso porque habíamos vendido 77 salsas. Entonces ése fue un gran reto. A los seis meses, fueron 77 cajas…”
Eso les animó a ir por más. Sigue recordando Luis cómo después de eso “tratamos de vender por palets y exportamos ocho a Estados Unidos. Eso significa, hoy, producir cerca de 40,000 botellas a la semana. Tenemos una empresa que sigue creciendo gracias al apoyo de todos los que ha gustado de la marca. Cada año hemos duplicado las ventas.
Sin duda van por más. Sin empacho pero con humildad Luis dice que busca afianzarse en el mercado y en la aceptación del producto estrella, el de sabor Chiltepín, pero también el de los otros sabores. Dice cómo tiene presencia en 3500 puntos de venta y cómo en enero de este 2019 empezaron a exportar a Estados Unidos. Dice cómo allá la venden “en mercados muy famosos, mexicanos, como el Northgate González Marquet.”
Vídeo: Irene, el corazón de la producción de La Perrona.
Comenta también que “la intención es seguir creciendo en Estados Unidos.” Que han “enviado productos a Arizona” y que “están por enviar a New York.” Sin embargo, no olvidan el mercado nacional: tienen un mercado fuerte en Chihuahua, Colima, Sonora y Sinaloa pero quieren un alcance más nacional. “Y pensar que las ventas empezaron en la Calle Sexta, en la Pescadería Playitas. Es el punto en Tijuana en el que se sigue vendiendo por mayor cantidad unitaria”.
Una licuadora, y en una pescadería y de 77 unidades, a un millón. De Tijuana, para México y el mundo. Luis no olvida esto y por eso asegura que el emprender es un tema de “mucha resiliencia”. Nos hizo saber cómo es una persona que todos los días busca “cómo sí hacer las cosas”. Asegura que esto es lo que define a un emprendedor.
Para hacerlo, para emprender, no hay que esperar el momento o el dinero suficiente o la maquinaria o el mercado. No, pues si esperamos el momento perfecto, no haremos nada. Hay que aventarse, tropezarse, arriesgarse pero de forma calculada. El miedo es el que más detiene a los emprendedores aunque sí hay que ser disciplinados, constantes y perseverantes
editorial@sandiegored.com
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