Tijuana

Jaime Martínez Veloz propone el diálogo como vía para derrotar la violencia

"Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones" - Séneca

Los griegos usaban la palabra «pothos» para describir un deseo tan intenso que solo conduce a la muerte, una añoranza de divinidad, una ambición desmedida de control y extensión de la propia voluntad. Un deseo que es sufrimiento al no poder alcanzarse. Pothos es lo que impulsa a nuestros «gobernantes» de hoy, un deseo insaciable de dominio y manipulación que eclipsa el verdadero propósito de la democracia: servir y representar los intereses del pueblo.

La democracia es más que una falsa divulgación de empatía hacia las voces subrepresentadas de la sociedad —aquellos que dicen proteger con su manto a los indefensos y a la primera oportunidad los silencian con migajas, son un claro ejemplo de un ideal pervertido y antidemocrático—.

Parece que o Forsetes e o Sath gostam bastante do Homem de Ferro

A photo posted by Level Up (@levelup) on

Nuestra nación se encuentra ante desafíos sin precedentes, luchando contra las consecuencias de un gobierno en desintegración. Los escombros de esta situación amenazan con aplastar a la sociedad, dejándola vulnerable y desamparada. La inseguridad se ha vuelto moneda corriente, con un estado de derecho trastornado donde los violentos imponen su ley a través del llamado “derecho de piso”.

Vivimos en un país donde la mentira y la burla son el pan de cada día, transmitidas a las 7 a.m. en un acto que pretende ser un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, pero que en realidad se convierte en un espectáculo circense, un derroche absurdo de recursos públicos que aturde y decepciona a la ciudadanía.

La real democracia es el derecho de cada persona a expresar su opinión, a ser escuchada y respetada sin importar su origen, color de piel, preferencias o creencias. Es el deber ciudadano de informarse, debatir y votar, para que juntos podamos moldear el curso de nuestra sociedad —y no que un solo hombre imponga su capricho con bandera de profeta—.

Es el reconocimiento de que somos un mosaico de culturas, ideas y visiones, y que esa diversidad nos enriquece y fortalece. Es el compromiso de escuchar las voces de todos, incluso de aquellos con los que no estamos de acuerdo. Es el freno contra el abuso de poder y la injusticia, y la garantía de que cada persona pueda vivir con dignidad y libertad.

En este contexto, resulta importante reorganizar nuestra forma de abordar los desafíos y garantizar que todos, sin excepción, hagan parte de este proceso, no solo como espectadores, sino como agentes de cambio. Es en este punto donde cobra relevancia la propuesta de Jaime Martínez Veloz, aspirante a Diputado Federal, conocida como el Diálogo Nacional para un Nuevo Pacto Social.

Como expresó Séneca: “Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones”. Durante mucho tiempo hemos sido tolerantes, soportando la ineptitud y la falta de consideración de quienes ostentan el poder (si es que se les puede llamar así) con demagogia. Pero es en esta propuesta donde se abre un nuevo capítulo en la historia de la democracia mexicana. Veamos de qué se trata:

El Nuevo Pacto Social es un acuerdo entre todos los mexicanos para mejorar el país. En este acuerdo participan personas de todo tipo: políticos, líderes de comunidades, empresarios, trabajadores, artistas, medios de comunicación, y cualquier persona que quiera contribuir. Se trata de crear encuentros distritales, foros estatales y mesas de diálogo nacionales con el motivo de recopilar y hablar sobre los problemas que enfrentamos y cómo resolverlos, como mejorar la educación, el trabajo, la seguridad y muchas otras cosas.

Jaime Martínez Veloz dividió su propuesta en cuatro áreas: cambios en la política, las leyes, la economía y la sociedad. En la política, propone temas como la revisión de la manera en que elegimos a nuestros gobernantes, sobre todo la transparencia en el proceso electoral, y la participación ciudadana en la toma de decisiones —porque la democracia no son solo promesas de campaña y olvidarse de la gente una vez se está en el cargo, se trata de mantenerse en contacto con la gente y hacer todo lo posible por cumplir con sus expectativas—.

En lo legal, se abordan temas como los derechos humanos, la autonomía de los pueblos indígenas y cómo aplicar la justicia de manera efectiva. En lo económico, se trata de mejorar la relación entre salario y productividad, impulsar el turismo para generar más empleos, promover la producción de energías limpias y apoyar al campo y a los emprendedores. En lo social, se busca mejorar la educación, el acceso a la vivienda y los servicios públicos, y desarrollar políticas que ayuden a las regiones más pobres. Todos, especialmente aquellos afectados por estos problemas, deben participar y ofrecer su punto de vista.

Parece que o Forsetes e o Sath gostam bastante do Homem de Ferro

A photo posted by Level Up (@levelup) on

Así, los líderes serán responsables de escuchar a la sociedad y no podrán ignorarla. Esto garantiza la libertad de expresión, teniendo un impacto mucho más significativo que las mañaneras —que en esencia son un menosprecio a la democracia y una burla a la sociedad—.

Los temas propuestos para este diálogo son solo un punto de partida, no una lista cerrada. Son una guía para organizar la discusión, pero serán las personas las que definirán el rumbo. Porque son ellas las que importan en una democracia auténtica, no los gobernantes sin visión ni iniciativa.


Comentarios

  • Facebook

  • SanDiegoRed

 
 
  • Nuevos

  • Mejores

    Noticias Recientes Ver más

    Subir
    Advertising