Sus manos tatuadas aprietan la aguja de la máquina de coser, acomodan cuatro hilos de diferentes colores para después acelerar a toda velocidad el pedal. El hombre de ceño fruncido, brazos anchos y pecho erguido trabaja en una maquiladora textil desde hace cinco años.

De las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, se acomoda apresurado en su mesa de trabajo. De lunes a viernes su trabajo en la maquila lo "vuelve libre"; y es que se encuentra recluido en uno de los penales de mediana seguridad en México.

Héctor es un recluso originario de Sinaloa, se sincera, y confiesa que se encuentra recluido en el cerezo por el delito de secuestro agravado. Fue en el 2001 cuando apenas tenía 20 años que se volvió adicto a las drogas. Y ahí empieza su historia…

"Yo soy mecánico así que me contrataron en una casa para que arreglara los carros y pues yo estaba prendido de las drogas nunca supe lo que pasaba ahí", cuenta mientras dobla decenas de sleeping bag.

"Llegaron un día de la judicial. El Ejército nos llevó a tres personas detenidas. En la casa había dos personas secuestradas y, pues, me enjaretaron el delito", dice que a pesar de que nadie corroboró que él era un secuestrador pasará 26 años en prisión. Por eso, su trabajo en la maquiladora lo dignifica.

Desde el año 2003, la Secretaria de Seguridad Pública de Baja California implementó un modelo de reinserción social como no existe otro en México: rehabilitar a los reclusos a través del trabajo. En el penal del Hongo en Baja California se ha permitido la instalación de cinco empresas maquiladoras de renombre internacional.

Elaboración de muebles de oficina, prendas de vestir, y fundas para colchones son los giros de las naves industriales mediante la cual se ha comenzado a emplear a los reos encarcelados en las prisiones de la frontera.

Los internos reciben un sueldo de 10.50 pesos la hora en el que el 30 por ciento se enviará a sus familiares; otro 30 a un fondo de ahorro; 30 por ciento para remediar el daño que su delito pudo provocar en la sociedad y finalmente el 10 por ciento restante para sus gastos dentro del penal.

La ventajas para las grandes empresas es que instalar una maquiladora en un penal baja californiano apenas cuesta 2 mil 500 pesos mensuales en renta, revelan autoridades penitenciarias.

Disneylandia comprador

Lo que muchos desconocen es que desde el penal localizado en el poblado del Hongo, en Baja California, las cinco naves industriales son de renombre internacional, incluso se encuentra instalada una con capital de origen belga.

Gilberto Sinfuentes, supervisor de producción de la maquiladora donde trabaja Héctor con sede en Tijuana, cuenta que los productos textiles que realizan los reos mexicanos, son distribuidos principalmente en Estados Unidos.

Revela que las camisetas 100 por ciento de algodón, se distribuyen principalmente en Los Ángeles, California, uno de los mayores compradores es el parque de diversiones "Disneylandia" en Anaheim; las batas del hotel y las camisetas que se venden en el centro de diversiones son confeccionadas por reos en Baja California."Se hace la tela se tiñe y se cose.

Confeccionar dentro del penal sale un 35 por ciento más barato, es más productivo estar acá. Además que hay mucha gente que necesita el trabajo aquí adentro y es mejor tenerlos trabajando", considera Gilberto quien todos los días se traslada a trabajar hasta el penal.

Gracias al trabajo en las maquiladoras algunos reos como José Ramón originario de Sinaloa que desde el año 2000 se encuentra recluido por asaltar un banco logró costear la carrera de ingeniería industrial de su hijo, afuera en la vida "real".

Lleva seis años y once meses encarcelado y aún le queda una condena por cumplir de seis más, en este tiempo pretende pagar con su trabajo en el penal la licenciatura en ingeniería industrial de su hijo menor.

Laura.Sanchez@sandiegored.com