San Diego

Un taquito para el alma

Entre la desesperanza y la orfandad, una institución regala comidas a repatriados

TIJUANA.- Todos los días llegan a esta frontera decenas de migrantes repatriados de los Estados Unidos que perdieron empleo, familia y el lugar donde vivieron, algunos incluso desde su infancia.

El desamparo en el que se encuentran es doloroso y es uno de los mayores dramas de esta ciudad, donde la mayor parte de la comunidad se ha acostumbrado a ellos y los mira con indiferencia —o en el peor de los casos ya no los ve— por la cotidianidad de las deportaciones.

Sin embargo, un grupo religioso pretende aminorar el sufrimiento y el hambre de deportados y migrantes que aún pretenden cruzar "al otro lado" como indocumentados ofreciéndoles desayunos diarios en un espacio digno con la atmósfera del hogar que perdieron.

"Más que dar un alimento que llene el estómago es dar una atención que llene el alma de la persona. Damos un alimento sólido en un espacio limpio y agradable que sea suficiente para iniciar el día y que ellos después puedan buscar un trabajo o alguna actividad", dijo el párroco católico Ernesto Ruiz.

Hernández es director del desayunador del Padre Chava, ubicado entre las avenidas Melchor Ocampo e Internacional, en el distrito Centro de la ciudad, a unos veinte metros del canal del Río Tijuana, donde decenas de migrantes viven en túneles, casas de campaña sobre el cauce o debajo de los puentes.

Desde las siete de la mañana comienza a formarse afuera del lugar una fila que abarca poco más de un kilómetro rodeando la cuadra.

"El horario del comedor es de ocho a diez de la mañana para garantizar un orden y una educación. Les pedimos que entren en armonía, que no pueden alzar la voz […] Sabemos que la calle es difícil, pero no te hace que seas inadecuado para la vida", señaló el sacerdote.

Actualmente el desayunador da, de jueves a martes 900 desayunos en promedio a adultos, ancianos y niños, el 70 por ciento de ellos son repatriados, dijo Hernández.

Una mañana reciente, César Romero, nacido en Michoacán hace 54 años, esperaba su turno en la fila para entrar al comedor y tomar el único alimento seguro que tenía ese día.

Romero explicó que desde 1976 trabajó en una bodega de Los Ángeles, California, a donde se mudó con su esposa e hijos; hasta que en una redada fue detenido hace diez meses. La policía le preguntó por sus documentos de ciudadanía y al no tenerlos lo entregaron al Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), al poco tiempo estaba en Tijuana.

"Vivo en la calle, cerca de la línea. Mi familia no puede cruzar para verme porque tampoco tienen papeles y ahora no tienen trabajo allá (en Los Ángeles)[… ]Estos meses han sido muy duros aquí, la policía te detiene por cualquier cosa y uno nomás se la pasa caminando todo el día visitando las misiones, juntando botes y plástico, muchos se van a limpiar carros. Está duro aquí […] Un desayuno como éste, que para muchos es lo único que tendremos en el día, nos sabe a gloria", dijo Romero.

Ese día les ofrecieron un platillo que incluía una buena porción de picadillo, arroz, frijoles, medio bolillo, una pieza de pan dulce, un café y una naranjada.

El desayunador del Padre Chava se abrió hace doce años y tomó su nombre del sacerdote Salvador Romo, fundador hace 25 años del Proyecto Salesiano Tijuana, una asociación civil que trabaja en siete zonas marginadas de Tijuana problemas de drogadicción, pandillerismo y pobreza.

Empezaron ofreciendo un desayuno los sábados a 17 migrantes. A la siguiente semana los visitaron 50 y poco a poco se fueron incrementando los días con los apoyos de instituciones educativas, voluntarios y restaurantes locales. Apenas el 25 de marzo pasado integraron los desayunos de los viernes, explicó Margarita Andonaegui, fundadora y coordinadora del desayunador.

Además del desayuno, tres días a la semana médicos voluntarios ofrecen sus servicios y peluqueros les hacen cortes de cabello. También les dan ropa y zapatos.

"La mayoría ha dejado su sueño americano truncado, un sueño falso, están muy tristes. Un alimento caliente y un trato cordial los anima a seguir[…] Ellos se convierten en indigentes a la semana que son deportados, los ven sucios en la calle y la policía los arresta, por eso les ofrecemos estos servicios extras", dijo Andonaegui.

La institución pretende crear un banco de datos que contenga fotografías, huellas digitales y algunas direcciones de los migrantes para establecer una vinculación con las familias que dejaron tanto en México como en los Estados Unidos. Pero aún están en el proceso de recaudar fondos.

Esta historia fue publicada originalmente en Enlace, el semanario en español de San Diego Union Tribune. editorial@mienlace.com

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