San Diego

Ciudad de adictos

Tijuana tiene el mayor índice de consumo de drogas ilícitas del país, más del doble de la media nacional

Tijuana.- Autoridades militares y civiles coinciden en señalar que cárteles de la droga ya no controlan el narcotráfico en esta ciudad a raíz de duros enfrentamientos, arresto de capos y decomisos importantes de estupefacientes y laboratorios clandestinos en los últimos tres años.

El mercado ilegal de las drogas se ha dispersado. Decenas de pequeños grupos criminales operan en esta frontera, indican autoridades, y han mantenido el consumo de estupefacientes de miles de adictos, un consumo que no ha bajado.

"Se está combatiendo la oferta, pero no la demanda y mientras ésta siga va a haber personas que estén produciendo y distribuyendo drogas", dijo José Héctor Acosta, director de la unidad de tratamiento del Centro de Integración Juvenil, una asociación civil que desde hace cuatro décadas da tratamiento médico a adictos en Tijuana.

La estadística más reciente de los servicios de salud del estado estima que sólo en esta ciudad hay 25 mil personas adictas a una droga ilegal, el 65 por ciento de ellos dependientes de la metanfetamina. Estas cifras no han variado mucho desde el 2006.

"Nosotros nos damos cuenta cuando una droga escasea o cuando baja el consumo porque los centros de rehabilitación se llenan... No nos ha sucedido eso hasta ahora", dijo Acosta.

Tijuana tiene el mayor índice de consumo de drogas ilícitas del país con 1.5 por ciento de drogadictos, más del doble de la media nacional (.7 por ciento), apuntan las autoridades sanitarias del país.

No hay una sola razón para explicar este fenómeno. Sociólogos y autoridades del tema afirman que se debe a la cercanía con Estados Unidos, el primer país consumidor de drogas.

O bien al incremento en la revisión de las aduanas que obligó a los narcotraficantes a vender su producto en la ciudad; quizá la alta concentración de migrantes y deportados desarraigados y con hambre o simplemente la depresión de los tiempos modernos.

En Tijuana operan 84 centros de rehabilitación para adictos con una población cercana a las 8 mil personas, señalan autoridades sanitarias de la entidad.

Esta cifra ha variado muy poco en los últimos cinco años, en parte porque la reincidencia es muy alta, varía entre el 65 y el 80 por ciento – sólo dos o tres de cada diez consiguen salir de su adicción –; también porque es un problema que se oculta, coinciden los especialistas consultados.

"Generalmente los pacientes llegan cinco o seis años después de haber empezado a consumir drogas, entre los 18 y los 25 años, por eso muchas veces un primer tratamiento no es suficiente", dijo José Héctor Acosta.

Casi todos los centros – situados en antiguas bodegas o casas adaptadas – ofrecen terapias de tres meses a un año de intercambio de experiencias de adicto a adicto siguiendo los doce pasos de alcohólicos anónimos.

"En las calles sigue habiendo mucha droga; aquí todos te pueden decir lo fácil que es conseguirla. La distribución no se ha detenido aun cuando hay más policías en las calles", comentó José Ramón Arreola, director académico del Cirad, un centro de rehabilitación que tiene 600 adictos, cien de ellos menores de 14 años.

El 65 por ciento de las personas que están en un centro de rehabilitación son adictos a las metanfetaminas, una droga sintética que apareció en Tijuana en los noventas, pero que a partir del 2000 comenzó a prevalecer en los casos de atención.

La metanfetamina es un potente estimulante fabricada principalmente con pseudoefedrina y otros químicos contenidos en fármacos para la tos o resfriados y que su uso fue prohibido en Estados Unidos.

También llamada speed, ice, tachas, glas, éxtasis, vidrio, crystal, anfetas, tiza, pastas o pingas, la metanfetamina desplazó a la cocaína, heroína y mariguana porque su bajo costo la hizo muy accesible a los jóvenes o la clase trabajadora.

Esta droga sintética es una pastilla que parece una aspirina y es mucho más fácil de usar, pero es más peligrosa su adicción; actúa rápido y evita la parafernalia de inhalar o inyectarse.

"Mucha población la consume porque no quiere deprimirse y esta droga los estimula", dijo Acosta.

A diferencia de la cocaína o la heroína, la metanfetamina no requiere de laboratorios sofisticados o complejos para su elaboración, explicó el director de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Baja California, Rubén Sepúlveda.

"La materia prima que se requiere para fabricar metanfetamina es relativamente muy accesible en farmacias de la ciudad", dijo. "No se requiere ser un especialista, en intenet hay incluso recetas para fabricarla".

La geografía y problemática social de Tijuana favorece, además, el que existan decenas de laboratorios clandestinos de esta droga.

Las autoridades no tienen claro cuántas tienditas (lugares de venta de droga) y laboratorios clandestinos hay en la ciudad, pero en los últimos tres años más de una docena de laboratorios situados en zonas marginadas han sido clausurados y cientos de vendedores detenidos.

"Yo creo que la lucha que se está dando muy fuerte contra la oferta, pero debe estar equilibrada en cuanto a la demanda porque si no el proceso para que disminuya el consumo será más largo y más complejo", agregó José Héctor Acosta.

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