San Diego

Doble desafío

Niños migrantes de padres repatriados continúan la escuela en la frontera

Tijuana.- Fernando Martínez Torres, de 9 años, paseaba solitario por el patio de la escuela primaria José G. González, situada en el distrito Mesa de Otay, mientras cientos de niños se divertían en grupos durante el receso escolar de la mañana el pasado 2 de septiembre.

Pero pronto se convirtió en el centro de atención cuando comenzó a ser fotografiado para este artículo. Varios de sus compañeros llegaron con él y sonreían a la cámara.

Parecía desconcertado y alegre a la vez por tener en ese instante a tantos amigos que le preguntaban "por qué era famoso", aunque no podía expresárselos en un idioma que entendieran.

A pesar de sus facciones mexicanas, Martínez dijo que habla inglés porque es el idioma que le enseñaron en la escuela de su natal Oregón, el estado situado al norte de California, y en casa hablaba poco o casi nada de español.

La repatriación de sus padres, inmigrantes mexicanos que estaban como indocumentados en los Estados Unidos, lo trajo a esta ciudad, donde a través de un programa binacional el niño fue inscrito en este ciclo escolar, que apenas empieza, para continuar sus estudios.

Aún no tenía amigos porque no le entendían lo que él decía, según explicó. Pero es probable que ya los tenga, pues ese día comenzaron a invitarlo a jugar futbol.

Como Martínez, 6 mil 189 niños de padres migrantes estudiaron en diversas escuelas del estado, la mitad de ellos en Tijuana, durante el pasado ciclo escolar 2010-2011, según la coordinación estatal del Programa Binacional de Educación Migrante.

Este programa pretende darle continuidad a los estudios de hijos de migrantes tanto de México como de Estados Unidos y ofrece la posibilidad de inscribirlos en alguna escuela primaria o secundaria en cualquier momento del ciclo escolar.

"En Baja California éste es un proyecto que apenas está en pañales", dijo Yara Amparo López, coordinadora estatal del Programa Binacional de Educación Migrante. "Apenas el año pasado comenzamos a trabajar directamente con alumnos".

López explicó que el programa es parte del Proyecto Nacional de Educación Básica sin Fronteras, que comenzó en 2009 haciendo un diagnóstico de las necesidades educativas que tienen los alumnos que emigran entre México y Estados Unidos, conocidos como alumnos transnacionales.

El diagnóstico buscaba ubicar a los alumnos en las escuelas, las necesidades educativas de éstos, si pretendían regresar a Estados Unidos y, sobre todo, si se sentían integrados a las comunidades escolares donde estudiaban, señaló.

Saber ese contexto los llevó a trabajar con dos escuelas directamente como un plan piloto, donde trabajaron con un total de 52 niños migrantes diversas actividades integradoras, que iban desde identificar diferencias de los sistemas educativos de México y Estados Unidos hasta hacerles ver que aquí también podían continuar el proyecto de vida que se habían propuesto, como ser médicos o atletas, dijo López.

"Notamos en esa experiencia que hay un sentido de pérdida enorme en ellos (los niños migrantes)", señaló. "Hablaron mucho de la separación de la familia, de cómo ellos son estadounidenses pero sus padres no y no pueden estar allá; de la falta de bibliotecas aquí e incluso de por qué aquí la mayoría de las escuelas son cafés y en Estados Unidos son verdes y tienen muchas áreas verdes".

Para este ciclo escolar planean hacer este tipo de trabajos en diez escuelas del estado, cuatro de ellas en Tijuana, apenas el uno por ciento de los planteles educativos de la región.

Según López, el programa se difundió el ciclo anterior en 53 escuelas de la entidad y se sensibilizó a los docentes de esta problemática, con la pretensión de que los profesores identifiquen dentro de las aulas a este tipo de estudiantes y los ayuden a integrarse en su entorno social.

Sin embargo, los recursos humanos son pocos para este programa, pues sólo trabajan dos personas para este proyecto. Además no todos los profesores parecen dispuestos a sensibilizarse ante este fenómeno.

Durante una reunión el 2 de septiembre que tuvo Vasthi Maribel King, la otra trabajadora de este programa binacional, con docentes de la escuela José G. González, éstos se quejaban de la carga enorme de trabajo y programa de estudios que les imponía el gobierno como para sumar un nuevo proyecto.

En la junta, los maestros proponían que sólo se hiciera un mural sobre la multiculturalidad para atender este problema.

López agregó que hace falta mucha sensibilización aún, pero se tiene contemplado comenzar a corto plazo el incrementar las "escuelas integradoras e inclusivas", el grupo de instituciones que realizan actividades para que los alumnos se integren a su nueva realidad, con acciones que los encaminen a hablar de lo que vivieron.

Esta historia fue publicada originalmente en Enlace, el semanario en español de San Diego Union Tribune. editorial@mienlace.com

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