San Diego

La esperanza de una comunidad sustentable

Con la ayuda de vecinos y Fundación Esperanza personas logran tener la casa de sus sueños

TIJUANA.- María de Jesús Martínez, de 41 años, había pasado todo septiembre y parte de octubre haciendo unos 800 bloques de cemento de ensamble en el patio de su casa junto a otras siete mujeres de su comunidad, después de su jornada de siete horas diarias como empleada doméstica.

Estaba exhausta, pero muy feliz, dijo. En menos de un mes, y con apoyo de grupos voluntarios estadounidenses y de la entidad para colar los cimientos y ensamblar los sillares, tenía terminada la primera etapa de su casa de material que toda su vida soñó.

La casa de una planta la estaba haciendo frente a la austera y pequeña vivienda de madera donde ha vivido desde hace catorce años, cuando fue desalojada del accidentado barrio Alfa Panamericano con sus dos hijos.

Ubicada en el lote 17, manzana 22, de la calle Rancho Rosarito de Lomas de San Antonio —una colonia marginada al suroeste de Tijuana, que no cuenta con drenaje ni pavimentación y sólo algunas zonas tienen luz eléctrica— el nuevo hogar de Martínez es una de las casas más recientes realizadas por la Fundación Esperanza.

Este organismo no gubernamental, fundado en 1990 por grupos católicos estadounidenses, hace en promedio 45 casas cada año en Tijuana para familias de bajos recursos, dijo Josefina Pataky, directora de la fundación.

Pataky explicó que el organismo aporta asesoría técnica, la maquinaria que se requiere para hacer los bloques de ensamble, herramientas y acercan mano de obra voluntaria; además subsidian aproximadamente entre un 20 y un 40 por ciento del valor de la construcción.

Las familias son integradas a través de promotoras comunitarias, madres de familia de la misma colonia que incentivan a sus vecinas a ingresar a un fondo de ahorro, que en promedio es de 200 pesos semanales, y a los ocho meses comienzan el proyecto de la construcción de la casa.

El 70 por ciento de estos proyectos los realizan mujeres, dijo Pataky. Las cabezas de las familias beneficiadas son en su mayoría empleados de fábrica o bien personas que tienen empleos temporales y a quienes se les dificulta acceder a un crédito de Infonavit.

Eduardo Zavala, coordinador de construcción y voluntarios de la fundación Esperanza, manifestó que el organismo cuenta con un sistema propio de construcción de casas, que se adapta a las necesidades de las familias.

La organización tiene la concesión de un tipo de manufactura de bloques de ensamble, que ellos explican a las comunidades cómo hacerlos y que con la asesoría del organismo y el apoyo de voluntarios levantan la casa entre tres semanas y un mes, explicó Zavala.

Debido a las alertas del gobierno de Estados Unidos, por el fenómeno de violencia ocasionado por el narcotráfico, decenas de grupos voluntariados han dejado de venir a esta ciudad.

Pataky aseguró que de 70 voluntarios de origen estadounidense que tenían para trabajar diariamente en 2007, ha disminuido a menos de la mitad. Pero a través de convenios con escuelas públicas y privadas de la ciudad han conseguido voluntarios mexicanos, que todavía no son la mayoría de quienes ayudan.

Un viernes reciente de octubre, llegaron trece voluntarios al filo de las tres de la tarde a la posada que tiene la fundación en la colonia La Gloria, al sur de la ciudad, donde duermen durante las noches que permanecen en la ciudad.

Uno de ellos, Erik Reutter, nacido en Seattle hace 23 años, dijo que era una lástima que muchas agrupaciones dejaran de ayudar porque sus líderes les prohibieran cruzar la frontera.

Reutter aseguró que no tenía miedo de estar en Tijuana ni mucho menos de ir a un barrio marginado, pues desde que tenía 11 años vino con la comunidad de la iglesia Santa Luisa a ayudar a esta ciudad y sentía que la conocía bien.

Pese a construir poco más de 800 viviendas en esta frontera, Pataky dijo que aún no habían llegado a la transformación de entorno que pretenden, porque hay mucho desarraigo en los residentes de la ciudad y no hay fuertes tradiciones que los unan.

"Lo que se propone la fundación no es hacer sólo casas sino comunidades, que las personas que están accediendo a este programa sean agentes de cambio de sus comunidades, construyan lazos fuertes, que vean por mejorar su entorno", dijo la directora de la fundación.

Sin embargo, es posible que se consiga a corto plazo, agregó. Están trabajando en diversas colonias con grupos de mujeres para difundir el derecho a una vivienda digna, talleres de jabones orgánicos y cuidado del agua, entre otros temas. Son mujeres que encabezan familias beneficiadas por el programa del organismo Esperanza.

Además, ante la baja de voluntarios, la fundación estará realizando una serie de eventos a su beneficio para poder ayudar a más familias inscritas en el fondo de ahorro.

Uno de estos será la cata de café, que el barista José Cleofas Arreola, socio del café Sabarex y miembro del consejo directivo de la Fundación Esperanza, dará este jueves, 27 de octubre en el restaurante LeContainer, ubicado en la avenida Paseo de los Héroes de la zona Río, de 5 a 7 de la tarde, en el marco del Primer Encuentro Internacional de Arquitectura de Tijuana.

Para mayor información acerca de este organismo puedes ingresar a la página: esperanzaint.org o bien marcar al (011.52) (664) 636.2742 y 43.

Esta historia fue publicada originalmente en Enlace, el semanario en español de Union Tribune. editorial@mienlace.com

Comentarios

  • Facebook

  • SanDiegoRed

 
 
  • Nuevos

  • Mejores

    Más de La Auténtica Baja

    Noticias Recientes Ver más

    Subir
    Advertising