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Margarito se quedó con las ganas

Cotto revalidó el título con venganza, exhibición y castigo ante el mexicano

Nueva York.- El púgil puertorriqueño Miguel Cotto vivió en el Madison Square Garden, de Nueva York, la noche deseada desde hacia tres años al vencer por nocáut técnico en el noveno asalto al mexicano Antonio Margarito para revalidar el título de campeón del peso superwelter, versión Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

El triunfo no sólo tuvo para Cotto el premio de seguir siendo campeón sino que también logró vengarse de la derrota sufrida en julio del 2008 ante Margarito, en Las Vegas, cuando le quitó el invicto, y lo dejó nocáut en el undécimo asalto.

Esta vez, Cotto llegó con la lección aprendida y dio una exhibición de boxeo para además castigar con dureza al púgil mexicano.

Por eso cuando el árbitro de la pelea, Steve Smoger, decidió pararla antes que comenzase el décimo asalto, por indicación del médico responsable del cuadrilátero, Anthony Curreri, de no seguir, Cotto se acercó a la esquina de Margarito para mirarlo fijamente, en tono despectivo.

"Simplemente lo mire y disfrute de la victoria que había conseguido", declaró Cotto. "Él no significa nada para mi. Estoy aquí con toda mi gente, mi familia. Él no es nada para mi", repitió.

Cotto, de 31 años, también dijo que nunca había sentido el castigo de Margarito y que no tenía pensado nada sobre su futuro, ya que ahora lo que iba a hacer era descansar un par de semanas con su familia y luego podría hablar de la próxima pelea.

El campeón boricua, se mostró superior en el cuadrilátero a su viejo conocido, el llamado "Tornado de Tijuana", que recibió un duro castigo al rostro, aunque se pasó toda la pelea sonriendo cada vez que recibía los golpes más fuertes y criticó la decisión del médico y el árbitro de parar la pelea.

"Podía haber seguido perfectamente, estaba en plenitud de forma, veía y les dije los dedos que me mostraron", declaró Margarito, de 33 años. "Sabía que lo iban a proteger a él cuando yo tenía de nuevo ganado el momento para haberlo superado".

Margarito también se burló de los golpes de Cotto al decir que nunca le hicieron daño y que el ojo se le cerró por los contactos con la cabeza, aunque reconoció que sólo con un golpe de nocáut hubiera podido ganar la pelea.

Por su parte, el doctor Curreri, explicó que cuando examinó a Margarito por primera vez en el octavo asalto ya no tenía una visión completa y reiteró que hubiera sido peligroso para el púgil mexicano salir en el décimo asalto sin ver por el ojo derecho.

Cotto, que hizo que el Madison Square Garden se llenase para verlo, puso fin a las especulaciones sobre la rivalidad con el púgil mexicano, del que siempre habló con tono despectivo desde que se le descubrió una substancia prohibida en el vendaje de las manos.

Después de una serie de inconvenientes para celebrar el combate, que incluyó la posibilidad de que la Comisión Atlética de Nueva York le negara la licencia a Margarito, el boricua dejó claro que sobre el cuadrilátero fue superior prácticamente en los nueve episodios que duró la contienda.

Cotto empezó a imponerse desde el primer asalto con golpes de mano derecha, velocidad y potencia, a lo que Margarito respondió con su boxeo de ir siempre para adelante sin darle descanso al rival, que esta vez, a diferencia del combate de Las Vegas hace tres años, si llegó bien preparado y con la lección aprendida.

El boricua consiguió buenas combinaciones y presumió de buen manejo del directo de izquierda, sin pararse nunca contra las cuerdas y girar todo el tiempo sobre la figura de Margarito, que iba para adelante, pero no podía atacar ni hacer daños con sus golpes abiertos.

En el segundo asalto, Cotto mantuvo el control del combate y aunque Margarito sonreía, no podía anular el ataque del boricua. El mexicano buscó conectar combinaciones pero siempre tuvo la respuesta rápida de su rival.

Ambos se enfrascaron en dos intercambios intensos de golpes, en el que Cotto se vio más rápido y fuerte.

El tercero fue intenso con Cotto lanzando fuertes golpes que provocaron una herida en la ceja derecha del mexicano, por la cual al final se le iría el triunfo.

En el siguiente, Cotto conectó una fuerte izquierda, pero el mexicano en su intento de conseguir puntuación trató de cambiar de táctica presionando al boricua.

El intento de Margarito por emparejar las puntuaciones se vio anulado con el poder de puños del puertorriqueño, que ya había abierto el camino del triunfo y la venganza.

Sólo faltaba que sus golpes al ojo derecho de Margarito completasen el trabajo de dejarlo sin visión para que el médico tomase la decisión de parar la pelea y pudiese revalidar el título de campeón.

Cotto dejó su marca en 37-2 con 30 triunfos logrados por la vía rápida, mientras que Margarito la bajó a 39-8, con 27 nocáuts.

editorial@sandiegored.com

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