Baja California

Declaración confidencial detalla a "El Pozolero"

Un escuadrón especial de la Siedo investiga uno de los sitios utilizados para disolver cuerpos

Amigos y familiares de las víctimas colocaron cruces en memoria de los desaparecidos en noviembre de 2010 en una propiedad de Ejido Ojo de Agua, donde Santiago Meza López confesó haber disuelto cuerpos de personas asesinadas.

Comienza obra negra

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Meza declaró que trabajó primero a las órdenes de Efraín Pérez, apodado "El Efra"; y después, a partir de 2002, para Teodoro García Simental, "El Teo", ambos jefes de diferentes células de sicarios y narcotraficantes al servicio del cártel Arellano Félix.

A "El Efra" lo conoció en 1992, cuando llegó a trabajar como albañil, junto a dos de sus hermanos, a un taller de pintura ubicado en la colonia Reforma, según su declaración. Tenía 29 años y acababa de llegar a esta frontera de su natal Guamúchil, Sinaloa.

Pérez luego lo invitó a que le cuidara el Rancho El Contento, donde tenía caballos de carreras, y luego lo llevó a la bodega que conocían como 07, ubicada en la colonia Jardines de La Mesa, donde supuestamente guardaban automóviles robados. Por cuidar el almacén le pagaban 200 dólares a la semana.

Unos cinco años después de comenzar con Pérez, Meza relató lo que ocurrió un día en la bodega.

Pérez le dijo que él y dos de sus socios querían mostrarles un experimento.

"Entonces ellos llevaban sosa granulada y una cubeta. Entonces le echaron a la cubeta agua como a la mitad y le echaron como cuatro kilos de la sosa caústica", dijo Meza. "Me pidieron que moviera la sosa en el agua para que se desbaratara y cuando empezó a humear le eché una pierna de res que llevaron y la dejamos como por dos horas y en esas dos horas la empezamos a mover y se deshacía la carne".

A los seis meses de esa prueba, agregó, "El Efra" le habló por radio para decirle que iban a experimentar con carne humana. Y que además le mandaría "unos plebes" para que los preparara para ese trabajo, cuatro jóvenes a los que sólo conocía con los apodos de "El Negrillo", "El Chico", "El Cuic" y "El Don King". Era el año 1996.

Esa noche, Meza dijo a la Siedo que deshizo su primer cadáver, pero algunos fragmentos que no pudieron desintegrarse los tiró a la mañana siguiente al arroyo Alamar, a un costado del canal del río Tijuana.

La bodega 07 fue clausurada dos años después porque en una investigación policial se mencionaba que ahí había automóviles robados, declaró Meza. Señaló que en ese lapso "pozoleó" ocho cadáveres más que le fueron llevados y también tiró los restos al arroyo Alamar.

"El Efra" lo llevó a otra bodega, ubicada en el fraccionamiento Villa Floresta, que tenía fachada de casa, "donde la técnica para pozolear era mejor", declaró Meza. Habían instalado tambos soldados a un registro fluvial, una tubería que podían abrir para tirar al drenaje los restos humanos que no había consumido la sosa cáustica.

Ahí operaron tres años y deshizo "unos cuarenta cuerpos humanos o más" que le fueron llevados por varias personas que no conocía, según su testimonio. Cerraron esa bodega "porque había rumores que iba a caer la ley".

Santiago Meza declaró ante las autoridades mexicanas como fue que se convirtió en el encargado de disolver docenas de víctimas de asesinatos por indicaciones de narcotraficantes.

Meza contó que de este lugar lo llevaron a un predio ubicado en la colina de una zona rural de la colonia Valle Bonito, al este de la ciudad. Para entonces ya no trabajaba a las órdenes de "El Efra", pues lo habían detenido las autoridades. Se entendía directamente con Teodoro García Simental, "El Teo".

"En este nuevo ranchito que nos dieron para trabajar también había una bodega pero no había drenaje, hacíamos unos hoyos como de un metro o metro y medio de profundidad por un metro de ancho aproximadamente y ahí echábamos los restos del pozole, o sea, los restos de los cuerpos humanos que metíamos a la sosa caústica para deshacerlos", declaró Meza a la Siedo.

Elementos de la PGJE y de la Siedo hicieron excavaciones en ese predio en la primavera pasada. El 8 de abril de 2011 el fiscal especial para personas desaparecidas dijo que habían encontrado restos humanos que mandarían a la oficina central de la Siedo en Ciudad de México para someterlos a pruebas de perfil genético con el objeto de compararlas con las bases de datos que tiene la fiscalía especial de familiares de las víctimas.

Los resultados de las pruebas de ADN aún no han sido enviados por la Siedo, pues es un proceso que demora por el daño que provocaron los materiales en los restos humanos, dijo el fiscal especial, Miguel Ángel Guerrero Guerrero.

Meza explicó que a ese predio le llevaron más de 22 cadáveres; algunas veces bajaron de las camionetas hasta ocho personas muertas en un solo viaje. Abandonaron el lugar a raíz de que el

Ejército llegó cuando no había alguno de los que operaban en el lugar.

Para entonces tenía cuatro ayudantes nuevos a los que conocía por sus sobrenombres de "El Yiyo", "El Cenizo", "El Satur" y "El Mario". A dos de sus anteriores colaboradores los habían corrido porque se hicieron adictos al "cristal", otro murió en un accidente y uno más enfermó de cáncer.

De Valle Bonito cambiaron a un lugar que Meza identifica en la averiguación previa como "La Gallera", ubicada en la colonia Maclovio Rojas, cerca del cerro del Valle Redondo.

Ahí "las personas que llevaban los cuerpos de personas muertas siempre llevaban escolta tipo patrullas".

"En este lugar duré año y medio, pero también en este lugar llegaron militares, pero no encontraron nada. En ese lugar me llevaron más de setenta cuerpos humanos muertos para meterlos a la sosa caústica con agua".

Omar.millan@sandiegored.com

Mañana: Tambos llevan una amenaza

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