Después de eso le siguió uno de los favoritos de la noche. Un cuadrito de pan tostado rodeado de tarta de atún, con un huevo de codorniz encima. Preguntamos cuál era la manera correcta de comerlo, y la respuesta fue montándolo como un sándwich con el huevo encima. El huevo fue cocinado a la perfección, y saboreamos al máximo el atún y el pan tostado con la primera mordida. Había toques vivos de cítrico de naranja adheridos en el fondo que incluso brillaban a través de la yema aterciopelada.

El siguiente platillo seguía muy de cerca al otro favorito de la noche. Presentado en un cuadro de madera había un trozo de pulpo a la parrilla con un toque de jalea de ajo, y salpicado con un aceite de oliva y pistacho. La adición de una salsa habanera al carbón en el plato, trajo el elemento apropiado de calor. No me canso de saborear la textura placentera que me da el succionar los tentáculos del pulpo. Podría comer pulpo por el resto de mis días.

La parte más abundante de la comida fue el siguiente platillo de Risotto Arborio. El risotto sigue la tradición de cocinarse con arroz Arborio, pero viene con un ligero e inesperado giro.

Alubias reliquia y cebada crean una consistencia casi carnosa con la intensa cremosidad. El platillo está rodeado con la riqueza de trufas negras y un ligero espolvoreado de un abundante polvo de Huitlacoche.

El ultimo platillo salado fue atún a las brasas recostado sobre col de Bruselas y purés de coliflor al carbón. No pude haber pedido un trozo de pescado más fresco y cocinado a la perfección. Se hizo presente un contraste de texturas con la adición de una guarnición de nopal, Chicharrón de costilla de res, y piñones.

Y justo cuando podía pensar que el platillo era hermoso y podía saborearse así como está, el mesero se acerca y le vierte encima una salsa acaramelada de mole negro. La rica salsa complementó enteramente al atún y sus componentes.

Después de un par de mordiscos, nos hicieron llegar el absolutamente fabuloso tuétano. Nos recomendaron comer ambos a la vez, de lo cual puedo decir que esta fue mi primera vez que probé atún y tuétano juntos como combinación. Los dos se unieron instantáneamente para convertirse en una pareja que atrae cada brote sabor.

El platillo de queso fue hecho a base de cuatro diferentes quesos, todos de la región de la Baja. Solo el ver la preparación del platillo de quesos por parte del mesero fue una experiencia especial. Junto con los quesos había dos mermeladas artesanales. Una estaba hecha con salpicaduras de romero y pistachos, y la otra con jamaica. Estas pueden haber sido fácilmente las mejores mermeladas que he probado en mi vida.

La noche terminó con una nota dulce. El dátil hojaldrado relleno de coyotas caseras compartieron el plato junto con 3 diferentes sabores de helado; café, dulce de leche, y calabaza. No pude elegir un favorito, todos y cada uno de los sabores tenían su propia personalidad y brillo. La otra dulce sensación fue un pastel de terciopelo rojo con un relleno de frambuesa y chocolate con helado de vainilla, y gelatina de manzana verde. Todo acerca de estos dos postres me dejó sin palabras.

Misión 19 es una experiencia gastronómica en Tijuana que uno jamás olvidará. Aventúrese a visitar una Tijuana que quizás usted no conocía, y descubra de lo que se trata esta esencial cocina de Baja California.

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Una nativa del sur de California, ella estudió tanto Diseño de Interiores como Artes Culinarias en los Estados Unidos y España. Se instaló en San Diego y comenzó a explorar la cultura y gastronomía de Baja California con su esposo. Antonio, un Diseñador Gráfico/Fotógrafo, creció entre las ciudades de Tijuana y San Diego. Actualmente viven en San Diego con su único hijo.

Kristin y Antonio opinan dentro del foro (blog) Life & Food, y usted puede seguirlos en Twitter en @lifefoodblog y Facebook.