La siguiente parada fue la maibock estilo Múnich de Silenus, cuyo fuerte sabor a caramelo esconde su alto contenido alcohólico (y con 6.8% es inevitable arrastrar las palabras con unos cuantos vasos). Este es probablemente el campeón total del día. Dos palabras: Flan líquido. Tristemente no había Ben & Jerry de vainilla en ningún lado para acompañarla.

El nombre Ramuri apareció varias veces a lo largo del día recomendado por varios cerveceros. Aunque su "Premium Lager Mexicana" Diablo Blanco parecía una especie de Corona de lujo y la Saison (rubia) por alguna razón me hizo pensar en queso azul (que no es necesariamente malo pero tampoco necesariamente intencional, aunque las Saisons se conocen por adquirir un olor fuerte), su Lágrimas Negras, una stout de avena hecha con café de Oaxaca de tostado medio, fue definitivamente otra de mis favoritas. También había una sidra de barril que normalmente evito por el sabor dulce pero es quizá la bebida más memorable que probé por el solo hecho de estar hecha con manzanas verdes del Mercado Hidalgo, el mercado abierto más icónico de Tijuana.

De allí a Bosiger, la cervezara artesanal de casa del bar El Sótano Suizo de la Plaza del Zapato y la que probablemente fue la más apegada a la Reinheitsgebot (La ley de pureza). Allí probamos algo que uno de los chicos de Silenus llamó la mejor Hefeweizen del mundo "y odio las Hefeweizen", dijo él. Junto a su porter, el líder cervecero Demián Bosiger dice que es la más popular de su larga lista de 20 cervezas aunque su familia lejana que aún está en Suiza dice que es demasiado pesado beberla "Muy complicada" le dicen "aparentemente también creen que soy un idiota por mezclar con habanero".

Contemplando el largo viaje de regreso (aunque en el trolley, 20 millas es suficiente pedaleo por un día) y con el atardecer en mente, era hora de enfilar al norte. En cuatro horas más o menos me tomé 13 cervezas, 3 vasos completos y 10 de degustación. No estuvo mal para un curso intensivo de una tarde sobre la cerveza artesanal de Baja California durante el cual no encontré ni una sola rodaja de lima. En algún punto hubo una parada en Kokopelli, un puesto de mariscos que casi siempre está estacionado en la parte sur del centro, en Ocampo y Blvd. Aguacaliente. Administrado por egresados de la Escuela de Arte Culinario de Tijuana, su pulpo al pesto y tacos de marlín al pibil harán su debut en el Travel Channel con el próximo show de Andrew Zimmern, "Border Check" en los próximos meses. Un hasta luego a Talamante que nos invitó a todos a la versión en Mexicali del Baja Beer Fest cuando la temperatura baje en el otoño, seguido por un gran final inmortalizado en una fotografía sobre Mónica. Y de regreso a la frontera partimos.

Me detendré antes de desear que cada cerveza cuyo nombre me he tomado la molestia de anotar fuera más fácil de conseguir en los Estados Unidos, al menos por ahora. ¿Quién puede decir si Tijuana se convertirá en el Campo Mexicano de los Sueños de los amantes de la cerveza? Pero a juzgar por festivales como éste, fácilmente podría.

Una cosa es segura, Tj. Si tú fabricas la cerveza y la fabricas bien, ellos vendrán.

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Traducción: Karen.balderas@sandiegored.com