México

Fin del mundo: fundamentalismo, fanatismo y caos

Nueva Jerusalén, un pueblo que cree que se avecina una gran catástrofe

De acuerdo con Wikipedia, la enciclopedia gratis en internet, a los habitantes "no les permite leer diarios, ver televisión, escuchar radio o música, organizar bailes estridentes, fumar, beber alcohol, y, a los hombres usar el cabello largo. Nadie puede practicar fútbol o cualquier deporte que utilice una pelota redonda porque, para ellos, su forma asemeja a la del planeta y jugar con ella sería como patear o golpear a la Tierra."

"También están prohibidas las relaciones sexuales, pues según Dios manda, éstas son para tener hijos y si ya se va a acabar el mundo ¿para qué queremos hijos?"

Después de vivir largo tiempo en una tensa calma, hace unos meses las cosas cambiaron por la quema de escuelas y conatos de violencia entre comuneros y autoridades, por los que el gobierno del estado y el gobierno federal reforzaron su presencia en la zona.

Tras la detención del encargado del orden de la comunidad, sus líderes mandaron un ultimátum al gobierno y a los disidentes, "tendrán que abandonar la comunidad porque si no nosotros los sacaremos de este pueblo por nuestra propia cuenta, ya que ni el gobierno ni los medios de comunicación están con nosotros, ni nosotros con ellos".

Ante estos gritos de Herejes contra fanáticos religiosos, buenos contra malos, las autoridades estatales, y las del gobierno federal guardan silencio.

El gobierno ha sido muy cuidadoso para no enfrentar a los pobladores con la fuerza publica, el pasado 18 de octubre se detuvo a Cruz Cárdenas, una de las figuras más importantes de la organización religiosa y quien se dice tenia la encomienda de enfrentar tanto a disidentes como a llevar a cabo las acciones para reprimir, castigar o expulsar a los miembros que no acataran las reglas de la comunidad.

A pesar de la importancia que los medios de comunicación han puesto en los sucesos de los últimos meses, es evidente que la Nueva Jerusalén no vive su mejor momento.

La cantidad de habitantes de la comunidad se ha reducido año tras año, de más de 8 mil hace 15 años a menos de 4 mil hoy en día. Aparte de la expulsión del poblado a los disidentes, a una población que ya empieza a llegar a la tercera edad, y que los jóvenes se van a buscar trabajo fuera del pueblo, el desanimar a las parejas a tener hijos tampoco ayuda.

Quizás las profecías no estén tan erradas y el fin de Nueva Jerusalén este próximo, no tanto por el Apocalipsis en el que tanto creen, sino por la causas naturales que ocurren en cualquier pueblo del mundo.

Eduardo.Flores@sandiegored.com

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