Aunque parecía que finalmente daríamos ese paso, el resultado fue el mismo de cada cuatro años. Como casi siempre, nos la creímos: porque lo habían demostrado en el campo, porque los primeros tres partidos reafirmaban un gran nivel, porque nuestro congruente, mediático y carismático técnico nos cautivó, porque como siempre, es imposible ignorar y no ilusionar. Un Mundial se juega cada cuatro años, es mucho tiempo de espera, por ende, el aficionado tiene el derecho a creer que esta será la buena.

En Brasil 2014, hemos estado más cerca que en los anteriores, pero lo que queda para la historia, lamentablemente, es el mismo resultado, eliminados en Octavos, en el cuarto partido, como cada cuatro años. Cambiarán los ánimos y las sensaciones, pero al final seguimos estancados en el mismo lugar, nada muta, solo los pretextos, circunstancias o razones de la derrota se renuevan cada cuatro años. 1994, Nueva York: un técnico que no hacía cambios y unos búlgaros letales desde el manchón penal. 1998, Montpellier: Luis Hernández y Raúl Rodrigo Lara; 2002, Jeonju: la soberbia de sentirnos en cuartos antes de siquiera jugar contra los gringos; 2006, Leipzig: cátedra a los argentinos aniquilada por un gol que ni Memo Ochoa paraba; 2010: Johannesburgo, un once extraño con bofos y conejos, pifia arbitral, OSOrio y a casa… Y ahora le sumaremos Fortaleza 2014, que si nos echamos para atrás, que para que sacó a Gio, que si el clavado de Robben, que esta vez, eran solo 300 segundos. Nada cambia, solo los pretextos, circunstancias o razones de una nueva derrota, así las cosas.

"Pero si jugaron muy bien", "tenemos al mejor portero del Mundial", "estamos para ganarle a cualquiera", "les jugamos de tú a tú", "nos vamos con la frente en alto pues dejamos todo en la cancha", "jugamos como nunca…" frases que debemos enterrar; las nuevas generaciones, digamos los millenials, ya no se conforman con los consuelos que reinaban en nuestra infancia, no basta tener buenos recuerdos sino más trofeos. Los niños de hoy, esos que ya han visto a México ganar Mundiales juveniles y oro en Olimpiadas, saben que no hay pretextos y que para ganar se requiere empuje total durante 90+ minutos.

El proceso para llegar a Brasil fue catastrófico (saludos Chepo) y quizás sí, la de Herrera sea la selección que mejor sabor de boca nos haya dejado. La gran paradoja en el futbol es que califiquemos caminando, corriendo o agradeciendo a Graham Zusi, el Mundial es cosa a parte, todo lo pasado queda atrás, solo son 3 partidos para lograr un pase a octavos, luego encuentros de vida o muerte donde 90 minutos te separan de dar ese paso, ahora estuvimos cerca, tan cerca que por nuestra mente ya estaba el duelo en semifinales contra Messi y sus amigos. Una pena.

Qué difíciles resultan estos días de eliminación mundialista, pasa el tiempo y se nos olvidan pero hoy de nuevo la sensación es de tristeza, frustración, enojo, repetición e impotencia carajo! No busquemos pretextos ni señalemos culpables, seamos realistas y objetivos y reconozcamos que de nuevo, nos faltó inteligencia hasta el final, bajamos la guardia en la última media hora del partido, regalando la pelota a una selección que no perdona ni la forma de fingir faltas en el área. Otras veces eran 45 minutos, ahora solo fueron 5, así es el futbol. Sí nos debemos sentir contentos pues la pasamos bien con este Tri que ilusionó y El Piojo sin duda se ganó el derecho a seguir al frente del equipo, como siempre el objetivo volverá a ser el mismo en 4 años, buscando no escribir la versión 7 de esta trillada historia.

He leído tantos apuntes nacionales de lo sucedido en Fortaleza que a veces necesitamos leer a la prensa extranjera para tener la versión más objetiva de los hechos, acá la crónica de El País

de la cual rescato su conclusión más que acertada: "México primero perdió la pelota y más tarde el partido. Holanda nada quiso saber del balón y cuando se lo entregaron no desaprovechó el recado. Los mexicanos se sintieron ganadores antes de tiempo y acabaron otra vez sin consuelo por culpa de este fútbol tan desalmado en ocasiones por culpa de un maldito balón al que conviene no perder de vista. Queden los minutos que queden."

Gracias al equipazo que hace nuestros sitios: juanfutbol.com en México y soccerly.com en Estados Unidos; afortunadamente hay vida después del Mundial y nuestros proyectos han llegado para quedarse en la vida de todos los verdaderos aficionados (y por qué no, de los miles de villamelones que se aparecen en la escena futbolera cada cuatro años). Aquí nosotros, a sus órdenes, 24/7.

Felicidades a los ticos, vaya fenómeno el que se han armado. Qué envidia, ya tienen su quinto partido, bien por ellos.

A seguirle que ya es lunes, ánimo.

*Via Juan Futbol

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