Baja California

Comer chile es un placer que se vive con orgullo en Tacos Kokopelli

La diversión y el dolor se encuentran

TIJUANA.- Una trillada frase del cine se me vino a la cabeza mientras pensaba en una razón para no participar en el concurso Paladares vs Chiles, el primer evento de resistencia al picante organizado por Tacos Kokopelli. La frase era así: "La vida es una caja de chocolates" ¿La recuerdas? de Forrest Gump "Nunca sabes lo que te va a tocar" continuaba.

Aquí mi recuerdo: un cumpleaños de mi mamá y una pareja de viejitos que vive en una casa vecina trajeron chocolates artesanales y mermeladas caseras para celebrarle. Tomé uno esperando que en el peor de los casos probaría uno muy amargo, aunque para mi suerte, elegí un bombón de chocolate con chile habanero.

Instintivamente regresé el chocolate, aunque no por lo irritante sino por el asco que me provocó su sabor. Si no lo conocen, déjenme decirles que el chocolate y el chile habanero son una pésima combinación. Desde entonces no soporto el sabor a chile habanero y en ocasiones tampoco el del chocolate.

Tal memoria no logró que mi interés de participar se esfumara, decidí entrar al concurso. Ya saben, para superar los traumas de la infancia y ver de pasadita si me ganaba el premio. Tacos gratis en cada visita por un año y nieve de limón, además de un kit con productos patrocinados por Fantasías Sexy Boutique.

Fotografía tomada del Facebook Tacos Kokopelli.
Fotografía tomada del Facebook Tacos Kokopelli.

Llegué a la sucursal de Kokopelli en Zona Río con 10 minutos de anticipación. El concurso se anunciaba para las 6 de la tarde y aunque había casa llena, yo era la única presente en plan de participar. Si nadie más llegaba, iniciaría sola y me tomarían el tiempo para compararlo con el de alguien más.

No pasó así. A los pocos minutos llegó Alex, un muchacho de San Diego que buscaba probar su tolerancia a lo picante. Una amiga que me acompañaba terminó cediendo a mis chantajes y se inscribió con nosotros. Luego tres personas más. Una pareja de novios. Otra pareja de novios. Al final fuimos unas 11 personas; 5 mujeres y 6 hombres. Casi todos motivados por la idea de vivir experiencias nuevas sin pensar en las consecuencias.

En nuestras pláticas descubrimos que nadie había planeado con demasiada anticipación unirse al reto. El mismo día o la noche anterior como mucho.

Alex y Orlando, de 28 años. Participantes del primer concurso "Paladares vs Chiles" en Tacos Kokopelli.
Alex y Orlando, de 28 años. Participantes del primer concurso "Paladares vs Chiles" en Tacos Kokopelli.

Nos hicieron firmar una carta responsiva donde Tacos Kokopelli se deslindaba de cualquier problema que este concurso pudiera ocasionarnos. Más que preocuparnos fue motivo de risa. ¿Qué es lo peor que puede pasar? pregunté sin pensar en las personas con úlceras o padecimientos como la gastritis y colitis.

El concurso consistía en un menú de 11 "niveles".

[p]Once chiles ordenados al azar con un cierre marca diablo que juraba hacernos llorar de solo verlo según nos describió el staff de Tacos Kokopelli. Quizá para asustarnos, o en un acto de buena voluntad, para prevenirnos.

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El primer chile se sintió como un dulce, era un chile de árbol acompañado por semillitas de girasol. Lo salado de las semillas ayudaron a disminuir el ardor del chile y pocos lo masticamos debidamente. Entre las técnicas que me confesaron para ganar, se encontraba "asistir con hambre" y "tratar de no utilizar la lengua".

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Primer chile.
Primer chile.

Al tercer chile apareció el primer desertor. Noté las caras de mil colores con sus ojitos empañados por las lágrimas y un chico desde la esquina contraria sudando como deportista en pleno maratón bajo el sol.

Me hormigueaban las manos. No era buena señal pero aguanté firmemente. Quisiera decir que comí muchos chiles pero toleré solo dos muestras más hasta que mi recuerdo de la juventud salió a flote. Una tuna con chile en polvo me derrumbó, no por lo picante sino por la mezcolanza que me remitió al evento del chocolate (dulce) con habanero (chile). Toqué el timbre de la derrota. Perdí.

Fui por una cerveza para calmar mi nausea y mitigar el ardor en el estómago. Era el sexto chile y la mayoría seguía dentro de la competencia. El chico de la esquina, de tez pálida y ojos pequeños que se achicaban más con cada mueca, se retorcía y golpeaba la mesa, rasguñaba las paredes y gruñía con dolor evidente pero se resistía a abandonar el concurso.

Aldo Vergés, en una esquina.
Aldo Vergés, en una esquina.

La barra donde se desarrollaba el concurso parecía un desfile sadomasoquista. El staff y los espectadores alimentando la angustia de los participantes, y estos a su vez, determinados a seguir en el ruedo pese a los malestares que describían: entumecimiento y lumbre en la panza.

Los papeles con sudor, mocosidad y lágrimas, tapizaban la mesa reemplazando el lugar de quienes se iban retirando. Quedaban todavía 5 personas cuando arribó el décimo chile. Cuatro hombres y una sola mujer, mi amiga.

Se acercaba el reto final y parecía necesario aumentar la intensidad del concurso, así que incrementaron las porciones también. Dos chiles habaneros flameados y dos chiles fantasma bañados en cerveza porter para acentuar los sabores.

La única chica se rindió y un rato después vomitó un poco más que el alma. En la competencia solo quedaban Alex, Orlando y Aldo, el chico de la esquina. Tres valientes, todavía con la dignidad intacta, así que el jurado decidió dar muerte súbita por tiempos. El primero en terminar se convertiría en el ganador indiscutible.

A este punto todos merecían ganar, sin embargo, su habilidad para tragar le dio el triunfo a quien más sufrió durante la competencia: Aldo, el de la esquina contraria, callado y con la expresión de un boxeador que ha sido molido a golpes.

Ganador: Aldo Vergés.
Ganador: Aldo Vergés.

"La vida es una caja de chocolates" ¿La recuerdas? de Forrest Gump "Nunca sabes lo que te va a tocar" continúa la frase. A veces se pierde, a veces se gana. Aldo se llevó a casa unos condones de sabores, lubricantes y otras curiosidades de sex shop. Lo premiaron con una cerveza estilo porter y comentó que ésta había sido su mayor motivación pues le gustaba "pistear" y casi no tenia dinero.

Lamentablemente, las cervezas -en plural- no eran parte del premio y a veces se pierde aún cuando se gana. Tendrá tacos gratis por un año, eso sí, y nieve de limón según se prometió en la convocatoria inicial de Facebook.

Ahora Kokopelli prepara una segunda edición de este concurso, para todo aquel que decida sacar un "chocolate" de la caja. En la misma locación, con un menú y experiencia similar. ¿Cuántos querrán participar la próxima vez?

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Elizabeth.rosales@sandiegored.com

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