MÉXICO.- El día de ayer explotó la bomba en Coapa, se reveló que Paul Aguilar no está lesionado, si no que fue separado del plantel que dirige Antonio Mohamed, la razón por una presunta confrontación del lateral derecho con el entrenador argentino.

Si bien, la primera versión arrojaba una acción grave de llegar alcoholizado a la concentración por parte del jugador, fue el mismo Mohamed el que confirmó que jamás estuvo en estado indebido y que simplemente fue un acto de indisciplina que él considera grave y decidió separarlo en plena semifinales.

La acción por si sola habla de un Paul Aguilar descontento, aunado a todos los rumores sobre la llegada de Gustavo Matosas, Mohamed no se mortifica y aceptó darle una solución institucional dejando a su directiva que se encargara de la versión oficial, situación que a los ojos públicos es un engaño total y el respeto a los propios aficionados se pierde.

Lo más preocupante es que la mayoría excusa a Aguilar, y acusa a Mohamed de ser una persona soberbia. Pero si se va a cuestionar al entrenador hasta por castigar indisciplinas, entonces se confirma que ya hay una persecución de varios sobre el trabajo de 'Tony', mismo que ha tenido una efectividad sin reproche.

Mohamed está a punto de llegar a la final y dejar fuera al equipo que dirigirá la siguiente temporada (Monterrey), también rompería la maldición del Superlíder y sería campeón con un equipo que jugó como él quiso y hará más grande un equipo que le dio la espalda, así como a sus aficionados que seguramente no recuerdan al América de inicios de este milenio los hará gritar de alegría.

América y Mohamed siempre fueron agua y aceite, a pesar de que Mohamed jugó y ahora los dirige. Mohamed será el entrenador ganador más odiado del América, y para el coraje de los americanistas, esa frase de "Ódiame más" se convertirán en "Ódialo más".

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