MÉXICO.- De nueva cuenta te vas por la puerta grande ‘Turco’. Otra vez nos la haces dejándonos con ganas de seguir viendo tu personalidad tan distante de cuando eras futbolista, pero con la misma conexión y el mismo carisma. Lo volviste a hacer, volviste a dejar a la afición coreando tu nombre y a los reporteros escribiendo maravillas de ti y tu trabajo en donde impera la humildad y la fidelidad a tu cuerpo técnico que no ha sufrido ningún cambio desde Argentina.

Tony, volviste a romper paradigmas que parecían imposibles en el futbol mexicano, tal como lo hiciste de futbolista con los míticos Toros Neza que se volvieron inolvidables a pesar de su corto tiempo gracias a ti y esos jugadores que te bancaron siempre.

El espectáculo deportivo de los 90´s te lo debemos a ti y tus compañeros que siempre sorprendían en cada partido con pelucas, máscaras y cortes de cabello, pero bien respaldados por un juego agradable y ofensivo con Mohamed como líder técnico.

Como entrenador nadie te ha regalado nada, si bien comenzaste tu carrera en México, rápidamente fuiste víctima de las irregularidades de los sistemas de competencia y de decisiones en las directivas, por ello decidiste irte a tu Argentina querida con tu Huracán adorado para convertirte de nueva cuenta en ídolo tras ascender al ‘Globo’ a Primera dejándole un gran equipo a tu sucesor, otro histórico, Juan Ángel Cappa. Y todo por tomar el reto de Colón de Santa Fe para tener una temporada fantástica y calificarlos a Copa Libertadores.

Con 2 hazañas conseguidas, decidiste probarte con un grande argentino sumido en la crisis como ‘El Rojo’, Independiente y les diste el último título importante a un equipo que posteriormente bajó a la ‘B’ y sus aficionados curiosamente también aplaudieron tu salida, pero más tarde acabarían arrepentidos.

Regresaste a México por revancha, arriesgando tu carrera que ya gozaba de prestigio internacional con un club de reciente creación y en su primera temporada en la división principal como el Club Tijuana. Allí fuiste el pionero, les diste identidad, amor propio y un título inolvidable, los calificaste a Libertadores y a Concachampions el mismo año. Hiciste historia siendo el primer campeón de la Liga MX como tal, así como ostentar el club más joven en levantar la copa del futbol mexicano.

Te fuiste ante la tristeza de toda una ciudad y todo por tu familia, dejándote como un hombre de honor. A pesar de todo, prometiste regresar, y tras una estancia corta en Argentina donde no te fue nada bien, decidiste retornar a México con el club más exigente de México. No sin antes ponerte a la orden de tu club anterior y casi pedir permiso para dirigir a las Águilas.

Lo que comenzó como una relación de amor, pronto y gracias a tu estilo práctico muriéndote siempre con la tuya, empezaron a dudar aficionados, prensa y directiva. Pero en lugar de eso acabaste confirmando tu ideología. El mayor paradigma que rompiste en México fue hacer ‘humilde’ al América, por más loco que suene, los azulcremas con disciplina empezaron a jugar y muchos aficionados tuvieron a tu club como segundo equipo.

Nadie entendió tus refuerzos, pero basta con ver los resultados. Te vuelves a ir con la grada coreándote y como el mejor entrenador de México y sin duda del continente. Tienes un ángel en el cielo, tu rosario en el asiento de a lado es cautivador y tu mi querido Turco, eres grande ante las adversidades. ¡Felicidades!

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