MÉXICO.- Ricardo Cadena Becerra, de 18 años de edad, fue asesinado por un oficial la madrugada del domingo pasado en las calles de Cholula, Puebla. Iba acompañado por su hermano y un amigo que lo ayudaban a pintar con gis una pared del vecindario.

Fue ahí, mientras los jóvenes rayaban la pared con tiza lavable, que fueron sorprendidos por elementos de la policía, entre ellos, el Subdirector de Seguridad Pública del Municipio, Jaid Mothe Hernández.

Jaid Hernández se bajó de la unidad y ordenó que su compañero continuara rondando mientras él iba a inspeccionar el caso. Y a partir de aquí, las versiones ya no coinciden. El policía declaró que los jóvenes se dieron a la fuga, de modo que él decide correr tras ellos con el arma desenfundada a la altura del pecho.

"Voy corriendo cuando me sale una persona [Ricardo] entre los vehículos y me impacta. Es cuando se da... Choca" narra Hernández "A la altura del pecho llevaba mi arma, choca contra mi y forcejeamos. Ahí es cuando se da el accidente".

Al ver a Ricardo Cadena gravemente herido, el policía escapó, abandonando el cuerpo a su suerte presuntamente por miedo. Aunque antes llamó a servicios médicos para supuestamente asegurar que el joven recibiera primeros auxilios.

"Fue un accidente" reiteró al disculparse con los familiares de la víctima, pero recordemos que Ricardo no estaba solo. Su hermano y un amigo se encontraban cerca y según sus propias versiones, los hechos ocurrieron de distinta manera.

En primer lugar, Ricardo recibió un impacto en la nuca y no en el pecho. Los familiares asumen que el policía disparó al joven mientras corría, porque en un forcejeo la bala habría dado de frente.

Además, el hermano de la víctima dice que en su caso los policías intervinieron de forma violenta, alcanzándolo con golpes y empujones para obligarlo a subir a la patrulla.

Si bien, los familiares reconocen que "graffitear es una falta", no justifican el homicidio de un joven que huía desarmado sin representar un peligro.

"No era la forma en que se debía haber tratado, de quitarle la vida, aunque él faltó al grafitear pido que esto no se quede así impune. Ellos, los policías, están para protegernos y no para que le quiten la vida a los demás" condenó Guadalupe Becerra López, madre del occiso.

Las sanciones por graffitear, según marca la ley, son menores y compensables con multas económicas o servicio social. Un policía está instruido para utilizar su arma sólo en condiciones extremas, después de agotar el diálogo, cuando su vida o la de alguien más corre peligro. Aun así, la falta de capacitación y el autoritarismo policíaco seguirá cobrando vidas, mientras no se denuncie o exija justicia por las víctimas del abuso de poder.

Con información de Proceso, Excelsior y El Tiempo

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Elizabeth.rosales@sandiegored.com