Los que se encuentran sujetos a una jornada académica o laboral reconocerán el martirio que puede ser madrugar para mantenerse activos largas horas. De acuerdo a Paul Kelley—quien trabaja en el Instituto de Neurociencia del Sueño y Circadiana de la Universidad de Oxford— la crisis generada por las pocas horas de sueño desencadena amenazas graves al desempeño del estado de ánimo y la salud tanto física como mental.

Kelley destaca que la melatonina (hormona que regula nuestro reloj biológico) es expulsada a partir de las 11 de la noche en los adolescentes, por lo que sus secreciones no dejan de emitirse hasta mucho más tarde en la mañana. Este argumento es el que justifica la dificultad que tienen muchos jóvenes y adultos para levantarse a horas tempranas del día.

El investigador sugiere que los niños entre 8 y 10 años inicien a las 8:30 am, los adolescentes de 16 arranquen a las 10:00 am y a partir de los 18 años se comience incluso hasta las 11:00 de la mañana. Kelley ha puesto a prueba sus teorías con un estudio en una preparatoria donde se instauró la hora de entrada a las 10:00 am y se notó un incremento sustancial en las calificaciones de los alumnos.

Vía IFLScience

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