Camisa blanca, chamarra roja, pantalones de mezclilla y un cigarro consumiéndose lentamente, así se recuerda al ícono de la rebeldía de Hollywood, James Dean, de quien se cumplirá un año del trágico accidente que sufrió en su pequeño Porsche 550 Spyder y perdió la vida.

Tenía 24 años, realizó tres películas y logró dos nominaciones póstumas al Oscar. Antes de su muerte sólo una película se había proyectado en los cines "East of Eden", la primera de tres que hizo en un año.

Compartió la pantalla con Elizabeth Taylor, Rock Hudson, Sal Mineo, Natalie Wood y otros, que reconocían su pasión por la actuación. Pero el trabajo frente a cámaras no era su único amor, el joven actor también sentía una gran predilección por las carreras de autos.

"Si lo conduces morirás en una semana", le dijo Sir Guiness, el Obi Wan Kenobi de las primeras películas la saga La guerra de las galaxias, en su plática con Dean en bar de carretera cuando éste le contó sobre las modificaciones de su Little Bastard.

El último automóvil que condujo Dean tenía una carrocería de aluminio que con los rayos de sol reflejados en ella y a 220 kilómetros que alcanzara su motor, lo hacía invisible en carretera. El rebelde sin causa iba al volante cuando se estrelló con un Ford Tudor, en un cruce entre las autopistas 46 7 41 en Cholame, California. Iba en dirección al aeropuerto de Salinas donde participaría en una carrera. Murió camino al hospital.

Sesenta años han pasado desde el accidente. James Dean hoy es una leyenda, un ícono de la angustía, la intensidad y rebeldía de la juventud que se recuerda sin arrugas o canas.

Vía GQ y Excélsior

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