San Diego

Arquitectos proponen utilizar el canal del Río Tijuana como planta solar

Produciría suficiente energía para un parque industrial

Escrita originalmente por Sandra Dibble para Union-Tribune.

TIJUANA.— Los objetivos de canalizar 16.8 km del Río Tijuana hace más de cuatro décadas eran: Controlar las inundaciones y catalizar el desarrollo urbano en la ciudad. Pero ahora, dos profesores de arquitectura de San Diego tienen un sueño muy diferente: utilizar el canal para producir energía solar y tratar aguas negras.

La visión de René Peralta y Jim Bliesner es de una granja energética enorme que corra a través del río, consistiendo de paneles solares que cubrirían la canalización. Abajo, proponen utilizar un sistema de algas para limpiar el agua que fluye por el río y termina eventualmente en el océano Pacífico. Intercalados por todo el canal abría árboles, andadores y oportunidades para arte y vendedores.

El plan evolucionó dentro de una clase impartida por Bliesner y Peralta en la Universidad de California en San Diego (UCSD), en donde ambos han sido ponentes en el departamento de estudios urbanos. La idea era de ver maneras de mejorar la calidad de vida por medio del diseño urbano.

"Se nos ocurrió que esto podría llevarse a México", dijo Peralta. "Teníamos este canal enorme con varios problemas, que no hacía mucho cuando no llovía. Pensamos que esto podría ser un tema interesante."

Acepta Peralta que "empezó como un sueño guajiro", pero la propuesta aborda problemas muy reales —como la necesidad de encontrarles un uso a las grandes cantidades de agua que corren por el canal y terminan siendo descargadas en el océano Pacífico.

El proyecto "será muy difícil de echarlo a andar", dijo Rick Van Schoik, director de portafolio del North American Research Partnership (Sociedad de Investigación de América del Norte), una de analistas que buscan, sin fines de lucro, cómo pueden colaborar más los Estados Unidos, México y Canadá. "Pero todo mundo siempre se queja de que no hay visión. Estos tipos trajeron una visión."

Peralta dirige el programa de maestría en ciencias de arquitectura, paisaje y urbanismo en la Universidad Woodbury de San Diego, mientras que Bliesner lidera la organización civil Centro de Economía y Diseño Urbano que colabora con Woodbury y UCSD.

Han presentado el proyecto ante el Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBANK), así como la conferencia ambiental del mes pasado organizado por el grupo Tijuana Innovadora, llamado "Green Tijuana - San Diego Verde".

En una reciente presentación privada en el centro de San Diego, con miembros de varios organizaciones civiles en audiencia, Peralta dijo que la capacidad de producción energética del proyecto sería alrededor de 94 megawatts —suficiente como para 30,000 hogares o un parque industrial de 45.3 hectáreas.

Antes de conseguir apoyo financiero, necesitarían permiso del gobierno federal en México para poder avanzar. Como todos los ríos en México, el canal está bajo control federal, y cualesquiera planes necesitarían ser aprobados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

La propuesta llega en medio de una creciente oposición contra los canales de concreto como el del Río Tijuana, "porque no son buenos para el medio ambiente... detienen que se filtre agua en los mantos acuíferos, interrumpen el flujo natural del sistema", dijo Paul Ganster, un profesor en la Universidad Estatal de San Diego (SDSU) y director del Instituto de Estudios Regionales de las Californias de la escuela ."Tijuana necesita más áreas verdes, no necesita más usos industriales del suelo urbano, y eso es lo que las granjas solares serían".

Más al norte, Los Ángeles avanza con su restauración de su propio río canalizado con concreto, que incluye planes para un proyecto de $453 millones de dólares para restaurar unos 242 hectáreas de hábitat silvestre.

Peralta dijo que Tijuana no tiene acceso a ese tipo de financiamiento, así que su propuesta se ajusta más a la realidad de la ciudad.

Tijuana "no tiene el lujo de rehabilitar el río a lo que antes era", y la solución yace en un híbrido de "su vieja infraestructura con nuevas tecnologías", dijo Peralta.

Hoy, el canal del Río Tijuana lleva un arroyo angosto pero constante en su centro de algunos 13 millones de galones diarios, la mayoría aguas tratadas desde Tijuana y Tecate, descargadas en el océano.

A través de los años, el canal del concreto ha servidor para otra variedad de actividades a parte de controlar inundaciones, como para el concierto casual o el lienzo para algunos coloridos murales gigantes.

Hace algunos meses las autoridades de Tijuana evacuaron un tramo cercano a la frontera con EEUU que se había convertido en un centro para cientos de personas sin hogar y drogadictos, muchos de ellos deportados. Bordofarms, un intento por crear pequeños huertos urbanos en los bordes del canal—y que sean administrados por los deportados—, también terminó este año cuando el gobierno federal dijo que no se podían quedar ahí.

Peralta y Bliesner dicen que su concepto se encuentra en su fase muy inicial, con bastante trabajo aún pendiente. "Necesitamos cavar tres pies más en los detalles del proyecto", dijo Bliesner. Pero su esperanza es de crear un proyecto que encontraría financiamiento a través de NADBANK, o a través del programa de California de comercio de derechos de emisión (cap-and-trade), que utiliza mecanismos de mercado para apoyar proyectos que disminuyan la emisión de gases de invernadero.

"Esto podría ser un proyecto público-privado, en donde una compañía pudiera estar interesado en hacer la inversión para los paneles solares y vender la energía a la CFE", dijo Peralta.

Hace algunas décadas, antes de que se lanzara la canalización en julio de 1972, este área era conocido como Cartolandia, un área susceptible a las inundaciones en donde sus residentes vivían en casas hechas de desechos. La canalización dio origen a la Zona Río, con sus oficinas de gobierno, restaurantes, Plaza Río y el Centro Cultural Tijuana.

Peralta dijo que la energía del proyecto no eliminaría la capacidad del canal para contener las inundaciones, solo aumentaría la cantidad usos que tiene.

"Este es el espíritu de Tijuana, siempre reinventando y dándole otro uso a las cosas", dijo Peralta. "Es por eso que este proyecto simboliza eso en una escala más grande".

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