Nota publicada originalmente en Qore

En México, nos encanta que la comida pique. Diario acompañamos nuestros platillos con salsas y hasta nuestros dulces tienen chile. Pero, ¿sabes qué pasa en tu boca cuando te enchilas?

La comida picante tiene capsaicina, una sustancia que al tocar tu boca provoca la sensación de estar ardiendo –por eso las papas picantes y botanas tienen dibujitos de fuego–. Pero la verdad es que no es así, los chiles no tienen temperatura elevada, aunque así se sienta, no queman.

Cuando la capsaicina llega a tu lengua, se conecta a los receptores TRPV1 –receptores que detectan objetos muy calientes que pueden dañar tejidos–. Al activarse, mandan la señal al cerebro de dolor diciendo que hay algo quemando la boca. Rápidamente, el cerebro manda todas las señales para eliminar el alimento del cuerpo, empieza a sudar, salivar y hasta llorar.

La reacción inmediata de todos es tomar algo frío que calme el ardor y lo que siempre hacemos es tomar agua. ¡Grave error! La composición química de la capsaicina es hidrófoba o sea, repele el agua en lugar de combinarse con ella para irse. Como no se adhiere al agua, sólo se esparce más.

La solución es tomar leche o comer helado porque contienen caseína, una proteína que atrae y atrapa la capsaicina y se la lleva.

Una buena noticia es que entre más capsaicina comas, más resistentes se vuelven los receptores.

La capsaicina es la forma de defensa de algunas plantas, intenta producir una sensación desagradable que en verdad a algunos nos gusta mucho.

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