La tensión se sintió presente durante la noche del miércoles en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, escenario donde el Real Madrid Baloncesto se jugó la vida, pues luego del pésimo arranque que habían tenido en la Euroliga, el vigente monarca debía enfrentar a un Fenerbahçe que cabalgaba en lo más alto del grupo en el que los dirigidos por Pablo Laso no lograban ascender posiciones.

La afición y el equipo local se notaban nerviosos al saber lo que estaba en juego, sin embargo desde el fondo donde se encontraba la peña vino la emoción que a la postre sería contagiada al resto de aficionados, quienes reclamaron las desiciones del árbitro de forma enérgica mientras el marcador se inclinaba de manera importante a favor de los visitantes durante el primer cuarto.

La igualada en el marcador era buscada por Ayón y compañía, quienes no salieron de inicio conectados con los tiros de media y larga distancia, sino que buscaban taladrar por el medio la defensa de unos turcos decididos a empujarles del precipicio, estrategia que funcionaba de momento.

Ideas frescas de acarreo del balón llegaron desde el banquillo local al salir de la duela el titán de Nayarit y dar paso a Luka Dončić, joven esloveno de 16 años que marcha fuerte como una promesa en el futuro del baloncesto del viejo continente, quien desde su ingreso al campo controló la pelota y la distribuyó para sus compañeros, al punto que lograron equilibrar el marcador sumando 14 contra 0 en el segundo parcial.

Pablo Laso ajustó estrategias para los últimos dos cuartos, pues sobre la duela se veía un Madrid mucho más conectado entre los mismos elementos sobre la pista y en las jugadas que les permitieran sumar puntos al marcador, tanto que como si de una carrera de resistencia se tratase, ambos conjuntos entraron en una disputa por llevar la ventaja a la vez que el empeño que ambos ponían para hacerlo no les separaba por más de 6 puntos. En este tercer cuarto, el Madrid dobló en puntos a los turcos para irse con ventaja al último periodo.

A la vez que Ayón volvía a las duelas para el último cuarto y conforme los minutos se extinguían en el tablero, la emoción llegó al punto máximo de ebullición, pues a falta de tres minutos el Madrid se puso en la ligera ventaja de seis puntos, mostrando que la esperanza muere al último, doblegando a un durísimo Fenerbahçe que se encontraba desconcertado por la violenta reacción de los españoles mientas que ahora las fallas se vestían con sus colores.

Cayendo con la cara al sol, con toda la grada de pie y aplaudiendo el deleite de espectáculo para todos los presentes es como el Fenerbahçe terminó poniéndole un alto precio a la victoria blanca de la noche, pues pelearon hasta el último rebote haciendo gala de su etiqueta de primeros de grupo, entregando el marcador final con un 80 - 73 que se vivió en todos los rincones del Palacio de los Deportes.

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