En Estados Unidos cada 19 minutos nace un bebé que no puede dejar de temblar, ni de llorar, estornuda repetidas veces, no come, tiende a convulsionar y presenta cuadros de diarrea severa. Los médicos no diagnostican un resfriado o infección, sino un síndrome que se está volviendo más común: un recién nacido con dependencia a las drogas.

Era un problema en 2004 cuando siete de cada mil niños presentaban lo que se conoce como Síndrome de Abstinencia Neonatal, hoy en día es alarmante, hace dos años una investigación descubrió que 27 de cada mil niños nacían en estas condiciones debido a que las madres consumían drogas mientras estaban embarazadas.

Todo comienza por el consumo heroína, sintéticos como la metadona o analgésicos recetados por prescripción médica con los que se mezclan o tratan las adicciones. Al cortar el cordón umbilical desaparece el suministro de droga para el bebé y es ahí cuando se manifiesta el síndrome.

El tiempo en que se presenta el síndrome es diferente por el tipo de droga y el tratamiento es ciudadoso y gradual, sin embargo la mayoría de los casos se trata con morfina. "La abstinencia no mata a los bebés. Es importante entender eso. Es una condición completamente tratable. El doctor examina al bebé y ve si está teniendo abstinencia, y lo trata adecuadamente, no debería morir", explica Loretta Finnegan, médica especialista en adicción prenatal.

Las muertes de estos bebés están relacionadas con el mal ciudado de sus padres al regresar a casa, ya que ellos siguen siendo adictos. Un estudio revela que al menos 110 bebés murieron en cinco años por estas condiciones.

Finnegan explica que esto se ha transformado en una epidemia los últimos años, no sólo porque se han duplicado las cifras de casos, sino porque ahora es común en ciudades que no son tan grandes como Nueva York, Washington o Miami. Las pequeñas localidades han incrementado sus números, esto porque hay más gente joven que consume drogas a más temprana edad.

Vía La Opinión

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miranda.garcia@sandiegored.com