Publicado originalmente en Qore
Murió David Bowie, ¿a quién le importa? A final de cuentas fue un ser humano como tú y como yo, hecho de carne y hueso. Pero la diferencia entre gente como él y personas como tú y yo, es que él fue famoso tremendamente famoso. ¿Eso significa que su muerte significa más que la de un humano promedio?
No me malinterpretes, la muerte de Bowie es lamentable, así como la de cualquier otra persona, sólo que el alcance o impacto de la noticia es directamente proporcional al número de vidas que tocó. Y en la época en la que vivimos donde las redes sociales gobiernan la forma de vida, este impacto es mucho mayor.
Fuente: Qore
Los tuits, estados, mensajes y hasta memes sobre el deceso de un personaje no sólo son comunes, incluso parecen ya parte de una especie de ritual funerario virtual, todos tienen algo que decir, incluso si es una queja sobre la pena de otros.
"¿Para qué lloran si ni lo conocieron?" "Ahora resulta que todos eran super fans." "Mejor preocúpense por el precio del dólar." "¡Todo es una cortina de humo!" Este tipo de estados se vuelven muy comunes, casi de copy-paste cada que alguna celebridad, grande o pequeña deja este mundo. El chiste es comentar, llamar la atención, mostrarse superiores intelectualmente y demostrar que no son de la "borregada" ni se suben al famoso tren del mame.
Aunque este fenómeno prácticamente se aplica a todo en redes sociales, toma un tono especial cuando estamos hablando de vidas humanas. Que si el niño sirio, que si los muertos del atentado en Francia, que si los miles de muertos por el narcotráfico en tu país. Tal parece que el chiste es desestimar la pérdida, hacer menos el dolor del otro, pretendiendo que la causa que tú crees es mejor, se imponga.
Fuente: Qore
Esto está mal, es nefasto. Cuando el año pasado lloré por la muerte de Leonard Nimoy el señor Spock muchos me tacharon de ridículo, otros me dijeron oportunista diciendo que cómo me hice fan de Star Trek a raíz de las películas recientes, entonces era un fan de chocolate. La verdad es que nadie nace siendo fan de nada, este complejo hipster de querer ser los primeros en todo crea conductas muy nocivas en redes.
¿Qué importa qué tan fan eres? ¿Qué importa qué tanto conoces de un actor o desde cuándo te gusta un músico? Es inevitable sentir tristeza al saber que alguien que de alguna forma impactó tu vida, ha muerto. Todos nos hemos inspirado en una canción, película, libro o por las acciones de algún líder político o religioso, y aunque nunca hayamos estado en la misma habitación que esa persona, conocimos su obra y en nuestra mente creamos una conexión con ella.
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Muertes hay miles diariamente, algunas en circunstancias horribles e injustas, y desde luego que hay gente que se conmueve y siente verdadero dolor por estas tragedias sin siquiera conocer los detalles. A esto se le llama empatía, y es la capacidad cognitiva de percibir y entender lo que otros sienten. Dicho en otras palabras: no ser un asshole.
Yo no fui fan de David Bowie, pero entiendo que haya muchas personas que sienten la pérdida como propia, y aunque yo no participo de ese dolor colectivo, soy lo suficientemente empático para no molestar ni degradar el duelo de otros, así sea un chavito de 15 años que recién escuchó un par de sus canciones o el señor de 50 que vivió en pleno la carrera del Rey Goblin.
Así que si eres uno de esos amargados que gusta de entrometerse con el luto de otros por favor no lo hagas, no te ves bien y no eres superior por tener el espectro emocional de una piedra. A todos los demás, no sientan pena de llorar si es necesario, pues somos humanos llenos de defectos y emociones. Descanse en paz David Bowie y que todos sus fans encuentren pronto la paz.
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