Cómo disciplinar a un niño mal portado es un tema altamente discutido. En nuestra cultura, al ver a un niño inquieto y desobediente, es muy común pensar:"¡Ese niño se merece unas buenas nalgadas!"

El disciplinar a un hijo es algo muy privado para muchos y existen diversas opiniones al respecto. En lo personal, yo me uno a los creyentes de que una buena nalgada puede resolver una actitud negativa en un niño. Así me disciplinaron mis padres cuando hacía un "berrinche" o cuando era grosera y de ese mismo modo también disciplinaron a mi propios padres.

Mi familia no es la única que ha utilizado este método para disciplinar a sus pequeños. Según datos del Fondo Nacional Unidas para la Infancia (Unicef), somos parte de la mayoría ya que hasta un 80% de los padres alrededor del mundo, propician algún tipo de castigo corporal a sus hijos.

Imagen: 20th Century Fox

Sin embargo, existe un nuevo estudio que indica que el exponer a menores de edad a nalgadas puede tener efectos perjudiciales.

El estudio realizado por la Universidad de Texas y la Universidad de Michigan recabó más de 50 años de investigación con más de 160 mil menores. Es el estudio más extenso en el tema, en donde se encontró que los niños castigados con nalgadas eran más propensos a demostrar actitudes agresivas y a tener conductas antisociales. Además, concluyeron que entre más nalgadas recibe un niño, más negativo resulta su comportamiento cuando llegue a ser mayor de edad.

Los investigadores aclaran que el análisis se centró en nalgadas y no en comportamientos abusivos. Sin embargo, los efectos que cita el estudio dicen que las nalgadas se vinculan con los mismos resultados negativos del abuso infantil, solo que en un menor grado.

"Encontramos que las nalgadas están asociadas con resultados perjudiciales no deseadas y no a lograr una mayor obediencia o cumplimiento inmediato o de largo plazo, que son los resultados esperados por los padres cuando disciplinan a sus hijos," según el comunicado de prensa en el que se difundieron los resultados del estudio publicado en la revista Journal of Family Psychology.

Como futura madre de una pequeñita, el castigar a mi hija aún no ha cruzado por mi mente. En estos momentos, mi enfoque es cómo brindarle amor, felicidad y seguridad. Sin embargo, estoy muy consiente que llegará el día en el que mi hija no me hará caso. Ya sea haciendo un berrinche, siendo grosera o desobediente. Ese día, pensaba hacer lo que mis padres hicieron conmigo y lo que sus padres hicieron con ellos: someter a mi hija a unas buenas nalgadas. No con el fin de lastimarla —mis padres nunca me lastimaron— si no con el fin de educarla.

La triste ironía es que según este estudio, mientras más castigas físicamente a tus hijos por comportamientos no deseados, más tendrán esos mismos comportamientos incluyendo conductas antisociales y problemas de salud mental.

Nuestra cultura hace que estos estudios sean difíciles de creer. Como nuestros padres nos sometieron a este tipo de disciplina porque lo vieron de sus propios padres, somos parte de una tendencia que se transmite de generación en generación. Nunca antes se había hecho un estudio tan extenso sobre el tema y los resultados son bastante preocupantes, especialmente considerando que un 80% de las personas alrededor del mundo utilizan este método disciplinario.

Los investigadores esperan que el estudio sirva para la implementación de nuevas normas de disciplina no violentas. En lo personal, el estudio por lo menos me ha hecho dudar en lo que siempre di por hecho y empezar un diálogo con mi esposo sobre la mejor manera de disciplinar a nuestra hija cuando llegue el momento.

Todo padre quiere lo mejor para su hijo, y eso significa dejar a un lado la costumbre y romper patrones que se han pasado de generación en generación.

El artículo representa la opinión del autor y no el posicionamiento de SanDiegoRed.

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