El ejército es una de las mejores opciones que tienen los deportistas mexicanos para garantizar su seguridad laboral. Pese a que la Conade o el Comité Olímpico Mexicano entregan estímulos económicos, el tener apoyo de las fuerzas armadas representa un seguro, educación, créditos y jubilación.
Actualmente la fondista Brenda Flores y la velocista Zudikey Rodríguez forman parte del ejército desde el año pasado, cuando recibieron un llamado. La oferta, aseguran fue "irrechazable" y así pueden continuar con su carrera deportiva.
"Me siento muy privilegiada. Sin el ejército mi avance no hubiera sido posible. Me han apoyado bastante económicamente", dijo Flores, quien ganó los Juegos Panamericanos de Toronto en 2015.
Pero el pertenecer al ejército no quiere decir que se tenga que estar concentrado en una zona militar. Flores, por ejemplo, vive en el Comité Olímpico Mexicano, donde también entrena. Solo tiene que ir a firmar cada lunes y viernes.
"El ejército nunca se mete en nuestra preparación. Eso sí, debemos reportar siempre nuestras actividades, informar a dónde vamos y con quiénes estamos. Los lunes y viernes debemos ir a firmar. Cada mes entregamos un programa de entrenamiento. Y si vamos a salir del país, debemos solicitar un permiso. Tenemos prohibido andar en fiestas, consumiendo drogas o bebidas alcohólicas", declaró.
De las 62 medallas que ha ganado México en toda su historia olímpica, 11 han pertenecido a miembros de las fuerzas armadas. Actualmente, el ejército está en busca de reclutar a lo mejor del deporte nacional, como Paola Longoria, campeona mundial de raquetbol; María del Rosario Espinoza, medalla de plata en Río 2016, e Iván García, plata en Londres 2012 en clavados.
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