La apatía mostrada por el pueblo brasileño hacia sus propios Juegos Olímpicos sólo logrará que la edición de los Juegos Paralímpicos, que comenzará a partir del 7 de septiembre, sea una de las peores de la historia.

La televisión no mentía, mucho menos aquellos periodistas que estuvieron presentes en la justa mundial: si un brasileño no participaba en algún deporte, normalmente las gradas permanecían vacías. La culpa nunca fue de los precios, que rondaban desde los 10 dólares por boleto hasta los 400 por alguna final; un precio que cualquier turista que viajara a Brasil podía pagar.

Pero la cruda realidad es que al brasileño no le importaba nadie más que su compatriota durante Río 2016, por lo que lamentablemente las imágenes de las gradas vacías durante la mayoría de las pruebas deportivas incrementará con los Juegos Paralímpicos.

¿Qué tanto es el miedo de que no se llenen? Los boletos se venden desde los diez reales por prueba, el equivalente a tres dólares por disciplina. Así que esta edición de los JP será una de las más desangeladas de la historia, donde sólo los atletas brillarán por sus habilidades y no por los aplausos que puedan conseguir de los espectadores.

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