Una de las peores tragedias para la NASA ocurrió hace 31 años, cuando el transbordador Challenger explotó con siete astronautas a bordo a tan solo segundos de haber despegado.
Ellison Onizuka, uno de los astronautas, cargaba consigo un regalo de su hija: un balón de futbol firmado por ella y otros jugadores del equipo de su escuela, Clear Lake.
De forma increíble, el esférico pudo ser recuperado después de la explosión y se mantuvo resguardado en la escuela por años.
Pero ahora, aprovechando que el hijo del astronauta Shane Kimbrough asiste a Clear Lake, la directora de la escuela, en un intento por recuperar la historia del balón, solicitó que el balón fuera llevado nuevamente al espacio, a la Estación Espacial Internacional, y así ocurrió.
Kimbrough incluso tomó una foto de la pelota en el espacio, y todo el hecho ocurrió cerca del 31 aniversario de la tragedia del Challenger, ocurrida el 28 de enero.
Foto: NASA
Ahora, la hija de Onizuka, Janelle, "el balón de futbol, de muchas maneras, ha continuado la misión que mi padre emprendió hace muchos años. Ahora viaja y explora el espacio mientras inspira a muchos con su historia".
Vía: ESPN
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