Fue una noche de diciembre del 2002 cuando Octave Durham, junto con un cómplice, robó dos cuadros de Van Gogh: "Vista del mar en Scheveningen" (1882) y "Congregación saliendo de la iglesia reformada en Nuenen" (1882-84), para pasar a la historia como uno de los robos de arte más impactantes de la posguerra.

Si bien nunca te habías puesto a pensar en esta situación, cuando el mundo recuperó esos cuadros después de más de 14 años hace poco, la historia de cómo sucedió todo no pudo quedarse en la sombra.

Es por eso que uno de los ladrones de los cuadros ha aceptado participar en un documental que se transmitió por televisión holandesa el 21 de marzo, donde comenta que sólo necesitó de un martillo y un cómplice para romper la ventana y remover los lienzos de la pared.

Cabe destacar que esta confesión ya no significa más cargos contra él, puesto que fue condenado en el 2004 por este crimen y pasó 25 meses en prisión.

Durham también comenta que "El robo tomó unos 3 minutos y 40 segundos… cuando terminé, la policía estaba allí, y yo pasé enfrente conduciendo el auto con el que escapé. Me quité la máscara de esquí, bajé la ventana y los observé."

Entre otras cosas, Octave dice que nació para ser ladrón, y que sólo hizo lo que hizo porque podía…

Vía The New York Times

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