¿Ya saben cuando se levantan de la cama y les llega una sensación de que va a ser un día muy largo y lleno de pequeñas tragedias? Pues parece que todo el equipo de los Chargers así pasó la mañana porque lo que vimos en el Qualcomm stadium fue un verdadero desastre de pies a cabeza.
Desde antes del partido contra los Falcons sabíamos que esta iba a ser la primera gran prueba para San Diego, luego de haberse enfrentado primero a los Raiders y después a Tennessee, ninguno de los dos serios contendientes; sin embargo, nunca imaginamos que el equipo que saldría al campo este domingo fuera borrado del mapa de semejante manera. Hasta parece que el marcador de 27 a 3 se quedó corto.
Atlanta ganó el volado recibiendo el balón para iniciar el juego y anotaron en esa primera posesión dando señales de lo que sería el resto del encuentro. Seis puntos en el primer cuarto, 14 en el segundo y 7 en el último cuarto con 378 yardas y 4 touchdown fue el castigo de los Falcos en esta calurosa jornada en el sur de california.
Los jugadores y entrenadores podrán decir lo que sea, pero lo que vimos fue una total descoordinación en ofensiva y un pobre desempeño en defensa de San Diego. Fue como si antes de salir a jugar les dijeron que no importaba lo que hicieran, de todos modos iban a perder el partido y no había porque hacer ningún esfuerzo.
La línea ofensiva hizo un trabajo verdaderamente pobre al cubrir a su quarterback, lo que influyó de buena manera en los apuros de Rivers por sacar el balón a sus receptores. El 17 se vio muy desesperado durante todo el partido, lanzando pases sin sentido y además, siendo interceptado en dos ocasiones que resultaron costosas para el equipo.
Existen muchísimos lugares donde podemos apuntar el dedo como culpables de la derrota: los balones que se les cayeron a Gates y Floyd de las manos, la mala visión de campo de Rivers, la defensiva de los corners o el tiempo de posesión; pero lo que verdaderamente duele es ver simplemente como ninguno de los jugadores que salieron al campo dio su mayor esfuerzo y jugó al nivel que esperamos, sobre todo sabiendo que el talento ahí está y era superior al de Atlanta.
Todos sabemos que Philip Rivers es el pulso que le da vida a San Diego y como verdadero líder, en él se notan todos los síntomas de la enfermedad que se apodera del equipo. Una y otra vez vimos al quarterback berrinchar en la banca con el Coach Norv Turner,
y aunque sabemos que es parte de su carácter, parece que es el vistazo más honesto que tenemos hacia el interior del equipo y nos sugiere que lo que se necesita además de los ajustes técnicos es un cambio de actitud.
Cualquiera puede tener un mal día y francamente preferimos que este pobre desempeño se dé en la fecha 3 contra Atlanta cuando todavía se tiene algo de tiempo para hacer modificaciones, pero lo que no podemos aceptar es ver un equipo sin identidad y eso fue precisamente lo que nos presentaron.
Algunos de los números de San Diego en el partido fueron:
-2 fumbles y 2 interceptiones
-280 yardas totales (116 rushing y 164 passing)
-15 first downs y 56 jugadas ofensivas
-En las 9 posesiones que tuvieron este fue el resultado: punt, punt, fumble, intercepción, field goal, intercepción, punt, punt y fumble
-21 de 38 para Philip Rivers con 173 yardas y 2 intercepciones
-Ryan Mathews 10 acarreadas para 44 yardas
-Antonio Gates tres recepciones por 22 yardas
-Malcome Floyd 3 recepciones por 52 yardas
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