TIJUANA Esteban Avilés tiene once años y físicamente se parece un poco a su admirado Javier "El Chicharito" Hernández .
Desde hace cuatro años uno de sus padres lo lleva tres días a la semana a la unidad deportiva Crea a jugar futbol no a jugar a la pelota.
Es decir, va a entrenar jugadas dirigidas para que algún día un buscador de talentos lo vea y lo lleve a jugar a la primera división del futbol nacional. Atrás quedaron los juegos espontáneos en la calle nueve de la colonia Libertad, donde vive.
La posibilidad de trascender en el futbol local parece desde mayo pasado más cercana para muchos jugadores y padres de familia a raíz de que el equipo Xolitzcuintles de Tijuana ascendiera a la liga mayor del balompié mexicano, dijo el entrenador Francisco Hernández.
Hernández es director del centro de desarrollo del futbol del Crea y tiene a su cargo unos 50 niños entre ellos Avilés de entre 5 y 14 años.
"Nosotros hemos notado que los niños se presentan a los entrenamientos más motivados, juegan con muchas ganas los partidos y le ponen más interés a los entrenamientos. Siento que hay una mayor disciplina y dedicación por parte de ellos", señaló.
Hernández agregó que el ascenso de los Xolos ha conseguido que miles de jóvenes de la ciudad decidan dejar los juegos en los barrios y busquen unidades deportivas o sitios más formales donde los pueda ver más gente.
"Para mí el equipo Xolos me ha servido como una inspiración. Yo también quiero triunfar y llegar un día a jugar con ellos o en la primera división", dijo Avilés.
Tijuana es una ciudad de migrantes de todo el país, muchos de ellos con una pasión muy arraigada desde sus estados de origen.
No está claro cuándo los residentes de esta frontera se convirtieron en grandes fanáticos del futbol, pues desde sus orígenes hasta finales de los ochentas los deportes más populares en esta región eran el beisbol y el boxeo, incluso el frontón que se jugaba profesionalmente en el Jai Alai de la avenida Revolución tenía más seguidores que el futbol.
Esta ciudad tuvo varios equipos de segunda división desde los noventas, pero era común ver en las tribunas camisetas de casi todos los equipos de la liga mayor de futbol mexicano.
Fue hasta el año pasado, tras las buenas temporadas de los Xolos que surgió la manía por este equipo que se coronó en mayo pasado, tras su arribo a la liga mayor, y con ello también el sueño de cientos de niños y jóvenes que ya jugaban en ligas de aficionados.
"Muchos jugadores amateurs se han entusiasmado con el éxito de los Xolos. Ya no ven al profesionalismo como si fuera algo inalcanzable", dijo José Luis Cervantes, presidente de la Liga Menor de Futbol de Tijuana.
Esta asociación es una de las tres ligas federadas en la ciudad. Comprende 220 equipos con unos cuatro mil niños y jóvenes que van de los 4 a los 18 años.
Ellos compiten en torneos con selecciones municipales, estatales y nacionales. Cada semana, y durante diez meses en el año, juegan en los campos Romero Manzo, en el distrito Otay.
"Pero también", agregó Cervantes, "por la euforia hay muchos cambios de jugadores en las ligas, porque muchos piensan que en determinada liga los verá un buscador de talentos".
Una tarde reciente de agosto, Esteban Avilés y una veintena de niños que lo acompañaban recibían órdenes del entrenador de cómo cruzar la pelota a través de una serie de conos anaranjados puestos en el campo del Crea.
Los jugadores intentaban seguir las indicaciones del entrenador, pero sus fallas ocasionan un regaño o un "no, no, así no es, hazlo otra vez", que se escuchaba hasta las gradas, donde los esperaban sus padres.
Parecían cansados, sin embargo, contenían sus ganas de botar el entrenamiento e irse al barrio a jugar con los amigos en la calle como antes, no, estaban jugando futbol y eso, por el momento, es lo que deseaban.
Esta historia fue publicada originalmente en Enlace, el semanario en español de San Diego Union Tribune. editorial@mienlace.com
