La familia Rodríguez, originarios de Torreón, Coahuila emprendieron un viaje hace 28 años desde su lugar de origen hasta el que es su lugar de residencia hasta el día de hoy, Fresno en California, una familia dedicada a la venta de artículos deportivos además de tener un restaurante de comida mexicana que pese a estar lejos presumen su buen sazón y amablemente nos invitaron a ir a Fresno y pasar a su restaurante.
El que escribe esto hoy fue a la garita de San Yisidro a buscar una historia, y vaya historia que me encontré, los Rodríguez cruzaron la frontera todos con la jersey del Santos Laguna, el señor Julian su esposa Diana sus hijos Julian y Marco y un amigo de la familia que poco habló pero resultó ser un personaje, el buen Marcus fiel aficionado al Atlas y originario de Zapopan.
Me acerqué a esta peculiar familia y en automático me dijeron no gracias como si fuera yo a ofrecerles un servicio de taxi o de tours a lo que sonreí y les platiqué que soy un periodista deportivo el cual está buscando un historia y me encantaría platicar con una familia con estas características, les mostré mi gafete y ya me tomaron un poco más de confianza pero como buenos mexicano fue cuestión de cinco minutos y un cigarro para romper el hielo y tener confianza.
Me invitaron a acompañarlos en el trayecto al estadio y aquí comienza la historia, me platicaron que era la primera ocasión que venían a México después de ocho años, no por miedo sino por el trabajo y por qué no están tan cerca de Tijuana ya que fresno se encuentra más alejado que Los Ángeles y no es fácil venir, pero se enteraron que el Santos Laguna venía a Tijuana para un juego oficial y se decidieron, estamos hablando que esto lo tenían planeado con anterioridad.
Ya en el camino pasamos por algo que es indispensable si vienes a Tijuana, unos tacos de asada del taconazo en la colonia Hipódromo, la familia estaba lista para entrar al Estadio Caliente en el trayecto al estadio Julian y Marco me platicaron que era un sueño asistir a un juego oficial de la Liga Bancomer MX ya que anteriormente habían ido a varios amistosos realizados en San José, Los Ángeles etc pero nunca a uno como dijeron ellos “de adeveras”.
Esta familia gozó cada uno de los minutos desde que cruzaron la frontera hasta que se fueron, llegaron y tomaron asiento en la Zona 1 del estadio, una vista inigualable todos pidieron su respectiva cerveza siendo Marco el único que nunca había tomado una cerveza de forma legal debido a que tiene 19 años y en Estados Unidos necesitas tener 21 por lo que esa cerveza ya forma parte de un lindo recuerdo y una buena experiencia.
Antes de iniciar el juego la señora Diana me preguntó, ¿mijo, es peligroso festejar si mete gol Santos? A lo que con confianza le dije que no, que en Tijuana la gente suele respetar aunque nunca sobra el inadaptado y el amigo Marcus me dijo, “eso es en todo el mundo aquí se ve que está seguro” y dicho y hecho Santos se adelantó y festejaron a lo grande sin que nadie los molestara y así transcurrió el partido sin ningún incidente.
Al final del juego reconocieron que les hubiera encantado la victoria pero como se dio el empate fue suficiente y ya habrá otra ocasión, llegó el momento de seguir festejando su regreso a México y asistimos al bar que se encuentra dentro del estadio y seguimos platicando todos estuvieron de acuerdo en que se llevaron una grata sorpresa de Tijuana, se su gente, su comida, su ambiente y sobre todo de lo poderoso que es el deporte para unir a las familias, a eso como de las 12:40 me despedí y agradecí cada minuto que me brindaron para realizar esta crónica la despedida fue para mi nostálgica por que sentí que me despedía de mis tíos de mis primos y de un buen amigo y que no sabría cuando los iba a volver a ver.
Me quedo con la experiencia de haber logrado una crónica tan linda y conocer una familia tan mexicana como la mía pero que vive en otro país, ese país que te da pero también te quita y el día de ayer por un día los Rodríguez retomaron lo que Estados Unidos les quitó.