San Juan, 11 jul (EFE).- La moda de transportase en bicicleta gana cada día adeptos en Puerto Rico y se ha convertido ya en una tendencia urbana distintiva de uno de los países del mundo que más automóviles por habitante ve circular por sus carreteras.
Según datos del Banco Mundial, la Isla del Encanto tenía a finales de la pasada década 642 automóviles en sus calles por millar de personas, cantidad que sólo superaban siete países del mundo.
Daba la impresión de que los más de tres millones de vehículos de motor que hay en Puerto Rico, donde habitan unos cuatro millones de personas, no dejaban espacio para algo que no consumiera gasolina, hasta que hace poco más de dos años nació en el distrito de Santurce de la capital una alternativa que hoy es seña de identidad entre la juventud más alternativa de San Juan.
"Nos hemos apropiado de la ciudad", dijo a Efe Rafi Robles, quien representa a este movimiento urbano a través www.prfixed.com, la dirección en internet que recoge los pasos de un movimiento al que mucho puertorriqueños, acostumbrados al uso masivo del automóvil, no se acostumbran todavía.
"La tendencia tomó fuerza hace dos años", señaló Robles, arquitecto de profesión, que decidió hace unos meses crear una empresa de mensajería de bicicletas tras quedarse desempleado y analizar las pocas perspectivas de encontrar un trabajo en su campo.
Robles reconoce que su negocio de mensajería no pasa por su mejor momento, en parte por el parón que para las empresas supone el verano caribeño, algo que no le quita la ilusión de seguir potenciando este medio de transporte.
"En parte la tendencia tiene su origen en el uso que le daban los universitarios como medio de desplazarse", contó Robles, que como todos los que usan bicicleta en San Juan utiliza el carril de los autobuses, que en la capital está destinado exclusivamente al transporte público.
Aunque el espectro es variopinto, Robles explica que muchos de los nuevos usuarios de bicicletas optan por los modelos de piñón fijo, más cómodos, rápidos y sin apenas mecánica.
Mirella Huertas, de 27 años, es uno de los miles de usuarios que cada día se mueve en bicicleta, no sin dificultades, por la capital, intentando sortear los pitidos de los conductores de esta ciudad fragmentada y con largas distancias entre sus áreas residenciales.
"Uso la bicicleta desde hace siete años, cuando nadie lo hacía", recuerda Mirella Huertas, que cuando se desplaza sobre dos ruedas siente que está "moviendo el mundo".
"Aquí -en Puerto Rico- hay demasiados carros y es una forma distinta de moverse", señala la ciclista urbana, que como describe no ha tenido hasta hoy excesivos problemas con los automóviles.
"La gente te grita cosas pero si uno tiene cuidado no le pasa mucho", relató la joven, aunque advierte de que los problemas llegan si se hace un "corte de pastelillos", como los puertorriqueños denominan a cruzarse de forma imprevista frente a otro automovilista.
La tendencia que ha tomado las calles de San Juan ha favorecido a las tiendas especializadas de la capital, en especial a la más importante, Bikestop, cuyo gerente, Danny León, explicó que el incremento de ventas de los últimos años se justifica por la adopción de formas de vida más saludables y el aumento del precio del combustible.
"En las marcas que comercializamos en nuestras tiendas el aumento de ventas en el último año ha sido de entre el 20 y 25 por ciento", afirmó Léon, que resalta que el establecimiento ofrece modelos que van de los 450 a los 10.000 dólares.