Pese al éxito que ha protagonizado el equipo femenino, las jugadoras aseguran ser discriminadas pues les pagan menos que a los integrantes del equipo de hombres.
Este miércoles, cinco de las estrellas del equipo presentaron una denuncia ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades. La Federación de Fútbol de EEUU se pronunció decepcionada por la queja impuesta por Hope Solo, Carli Lloyd, Becky Sauerbrunn, Alex Morgan y Megan Rapinoe. Solo cinco jugadoras presentaron la queja, no obstante, ellas afirman representar los intereses de todo el equipo.
La desigualdad es tan enorme que a pesar de haber ganado la Copa Mundial, el equipo femenino ganó $2 millones de dólares mientras que el grupo masculino ganó $9 millones, sin importar que terminaron en undécimo lugar. Cabe destacar que esa cantidad fue determinada por FIFA y no la Federación de Fútbol de EEUU. La brecha de pago también se registró en 20 de los partidos amistosos que ambas escuadras están obligadas a jugar.
En la demanda se señala que la Federación de Fútbol de EEUU ganó $16 millones de dólares con el equipo femenino durante el año pasado, mientras que el equipo de hombres generó pérdidas.

Gráfico: The New York Times
Esta gráfica muestra qué tanto más ganaron los hombres en relación a las mujeres. Por cada partido se les pagó $3,600 dólares a cada jugadora, mientras que a cada jugador masculino $5,000. Sin embargo, por cada partido un jugador del equipo masculino puede ganar hasta $8,166 dólares extra a contraste de $1,350 en el equipo femenino.
Este es el primer paso en lo que podría convertirse en un debate sobre la diferencia salarial que aún existe entre hombres y mujeres.
Como mujer viviendo en el Siglo XXI, es inconcebible pensar que aún existe este tipo de desigualdad, especialmente en un país que se destaca por dar las mismas oportunidades a todo el mundo. Sin embargo, aún se ve, y no solamente en el mundo deportivo, si no en casi todos los ramos laborales.
¿Por qué se les paga más a los hombres por hacer el mismo trabajo que una mujer?
La realidad es que en la mayoría de los deportes, los equipos femeninos no atraen la misma cantidad de audiencia, no venden los mismos boletos en las taquillas, pero este no es el caso en el fútbol del país. En este caso, el equipo femenino no solamente hizo el mismo trabajo que el masculino, sino que los superaron en todos los sentidos, y aún así no cuentan ni con la mitad de lo que se les paga al equipo masculino.
Según datos del Instituto de Investigación de Políticas de las Mujeres, en el 2014 por cada dólar que ganó un hombre en Estados Unidos, una mujer recibió solo 79 centavos por hacer el mismo trabajo. Las mujeres, en promedio, ganan menos que los hombres en prácticamente todas las profesiones
Como periodista, trabajé la mayor parte de mi carrera en un noticiero matutino donde tuve la oportunidad de cada mañana producir, escribir y presentar las noticias más destacadas del día. El programa duraba aproximadamente una hora y, dentro de esa hora, tenía de dos a tres segmentos, entrevistas, hacía el tráfico y también actualizaba las redes sociales. Era la única mujer presentadora, tenía dos compañeros hombres que presentaban deportes, entretenimiento y notas amables.
Aunque me apasionaba mi trabajo y agradecía la oportunidad de trabajar en el medio, nunca recibí ni cerca de lo que mis compañeros ganaban.
Las pocas veces que intenté hablar con mis superiores sobre la desigualdad de pago, lo hice con pena, casi con vergüenza. Una vez mi directora de noticias me dijo que no necesitaba más porque, como mujer, no tenía porque mantener un hogar.
¿Qué hice al respecto?
Absolutamente nada. Nunca solucioné nada y me cansé de pedir lo que me merecía. No más, no menos que mis compañeros, que hacíamos la misma labor todos los días.
El exigir la igualdad salarial en un trabajo es esencial para el desarrollo de una mujer. No debe de existir tal brecha porque los papeles de hombres y mujeres son exactamente los mismos.
En el fútbol, y se puede argumentar que todos los deportes en general, las prácticas de discriminación vienen de una larga tradición cultural de naturaleza machista. En la familia los niños reciben un balón y las niñas una muñeca, y así se define desde una temprana edad el papel de cada sexo. Las niñas piden, los niños exigen.
Por eso aplaudo la tenacidad del equipo femenino de Estados Unidos. Ya pasó el tiempo de pedir con voz tímida. Llegó la hora de exigir lo que merecemos.
Este artículo refleja la opinión de la autor y no de SanDiegoRed.com
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