Denver, 22 jun (EFE).- La novela "Leonora" de Elena Poniatowska se inspira en la vida, pasiones y arte de la recién fenecida pintora Leonora Carrington, quien renunció a una considerable fortuna familiar para seguir su pasión artística.
La publicación de "Leonora" precedió por varios meses la muerte de Carrington, fallecida en su país adoptivo, México, el mes pasado a los 94 años de edad.
Ganadora del prestigioso premio Biblioteca Breve 2011 de la editorial Seix Barral, la novela narra la historia de Carrington según los vaivenes de la memoria, celebrando el quehacer artístico y la vida azarosa de una de las estrellas del surrealismo.
El diálogo fluido de la novela se construye en base a conversaciones íntimas que tuvieron Poniatowska y Carrington durante su amistad de más de cuatro décadas.
Poniatowska ha dedicado parte de su nutrida obra a documentar las vidas de mujeres que han dejado una marca profunda en la vida cultural mexicana, como lo hiciera con la fotógrafa italiana Tina Modotti y la activista Gaby Brimmer.
Estas historias, aunadas a la de Carrington, destacan el carácter internacional de la vida cultural mexicana de siglo veinte y la importante presencia de la mujer, a veces olvidada en los recuentos de la historia cultural.
Poniatowska describe a Carrington como poseedora de una fuente de energía creadora inagotable.
Rebelde desde la infancia, Carrington nació en 1917 en el seno de una familia privilegiada en Inglaterra.
Desde pequeña, Carrington se da cuenta que la impulsa una fuerza diferente, un poder rebelde animal al que obedecería para perseguir sus sueños.
Se identificaba con los caballos, pasión de infancia y adolescencia, hasta el punto de sentir su energía y llegar a convencerse de que podía comunicarse con ellos.
En un diálogo con su madre, Leonora le dice que es "un caballo disfrazado de niña" y su madre le responde que es una potranca con "los mismos ímpetus, la misma fuerza".
Además de los caballos, el arte era su refugio de la vida ostentosa y tradicional de su familia.
Su padre, un magnate de la industria textil, se oponía al quehacer artístico de Leonora, pero esto no impidió que siguiera estudios de arte en Italia e Inglaterra, períodos que Poniatowska describe en tiempo presente haciendo al lector partícipe de la experiencia.
En París, Carrington se une al torbellino artístico de la época al relacionarse con pintores de la talla de Picasso, Dalí, Duchamp y Miró.
Esa era de pasiones artísticas y románticas con su compañero el pintor Max Ernst, 26 años mayor que ella, y la eventual huida a España durante la Segunda Guerra Mundial forman la parte más intensa del texto.
Ernst es enviado a un campo de concentración, lo cual sumerge a Leonora en un estado de locura y causa que la internen en un manicomio en Santander.
En esta parte del relato, Poniatowska nos lleva a la mente delirante de Leonora, uno de los momentos más logrados del texto.
Carrington escapa a Nueva York y eventualmente se sitúa en México donde permanecería el resto de su vida.
Una lectura intensa, no tanto por su construcción como por la singularidad de su personaje, "Leonora" nos presenta a una de las grandes artistas del siglo veinte, una vida distinguida tanto por su dedicación al impulso creativo como por la intensidad de su arte.
(LEONORA. Elena Poniatowska. Seix Barral. 512 páginas).
