Nueva York, 22 mar (EFE).- Los mexicanos David Lomelí y José Adan Pérez debutan hoy en la Opera de Nueva York, donde tendrán los papeles principales de la obra "El elixir del amor", además de ser los únicos latinos del elenco.
Lomelí, tenor de 29 años, y Pérez, barítono de 35 años, son los únicos latinos en "El elixir del amor", una ópera cómica en dos actos con música de Gaetano Donizetti y libreto de Felice Romani, en el que tendrán papeles principales como Nemorino, el enamorado de Adina, quien toma un elixir creyendo que con ello la enamorará, mientras Pérez será el sargento Belcore, quien también lucha por lograr el amor de la misma mujer.
El tenor italiano Luciano Pavarotti fue Nemorino en la Opera Metropolitana de Nueva York en 1981.
"Estoy que no me lo creo, yo, un tipo de México, del otro lado del río, cantar en la capital de la ópera. Ha sido un viaje bastante vertiginoso desde que comencé a cantar profesionalmente en 2006", dijo a Efe Lomelí, de Ciudad México.
"Estar en Nueva York, con un programa que inaugura la temporada de ópera", donde también se han presentado los tenores españoles Plácido Domingo y José Carreras y el mexicano Rolando Villason "es de no creérselo. Tengo que poner todo eso en un compartimento para salir a cantar", señaló Lomelí.
Para Pérez, de Mazatlán, es "maravilloso" debutar en Nueva York, con la primera ópera en la que cantó como parte del coro en México, en 1993.
Recordó que hizo audiciones para la Opera de la ciudad de Nueva York "y para mi sorpresa me contactaron, porque creí que sería para la próxima temporada".
Pero, la pasión que estos discípulos de Plácido Domingo tienen por la ópera llegó a sus vidas en su etapa adulta.
Para Lomelí, fue una forma de sufragar el coste de sus estudios de ingeniería, mientras que Pérez, dejó su trabajo como ingeniero para la General Motors en México para dedicarse de lleno a la música.
"En mi casa siempre hubo música. Mi abuela y mi madre cantaban, pero nunca me forzaron a inclinarme por la música clásica. Surgió en la universidad porque quería estudiar ingeniería y costaba mucho dinero y en mi casa no teníamos los medios para pagar la carrera", recordó Lomelí.
Agregó que siempre le gustó la música, que cantó con un grupo en su país, con el que grabó un disco de música pop y que hacía doblajes para comerciales, por lo que acudió a una audición de una compañía de ópera que pagaría sus estudios a cambio de cantar con ellos.
"Yo no cantaba ópera pero me dieron una cinta casete de Carreras y traté de imitarlo lo mejor posible. En cinco años, mientras estudiaba, había viajado a Barcelona, Londres y Milán, entre otras ciudades, y cuando terminé la carrera, ya no tenía interés en la ingeniería", señaló el tenor.
"Le entregué el título a mi padre y seguí mi verdadera pasión. No trabajé ni un solo día de ingeniero", agregó Lomelí, quien ganó en 2006 el concurso de "Operalia" que creó Plácido Domingo para apoyar a jóvenes en este género musical.
Pérez, que estudió ingeniería en el Tecnológico de Monterrey, al igual que Lomelí, descubrió más tarde su pasión por la ópera "aunque de pequeño había estudiado algo de música".
Recordó que mientras estudiaba, un amigo le invitó a un ensayo de "El elixir del amor" porque necesitan a alguien en el coro que leyera música, y luego participó en otras audiciones para cantantes de ópera.
Mientras trabajaba comenzó a estudiar en la Sociedad Internacional de Valores de Arte Mexicano (donde también tomó cursos Lomelí) y en 2005, luego de cuatro años con la General Motors, dejó su trabajo para seguir en el belle canto, señaló Pérez, quien luego continuó en la Academia de Artes Vocales de Filadelfia y en el Programa de Jóvenes Artistas fundado por Plácido Domingo.
Ambos cantantes aseguraron a Efe que haber compartido el escenario con el tenor español ha sido una de sus mejores experiencias.
"Plácido es genial, un gran ser humano y un artista al que le encanta apoyar a nuevas generaciones. Cantar con él fue algo único y se debe sentir muy orgulloso de que dos de sus muchachos debuten en Nueva York", dijo Pérez.
Tras su presentación con la Opera de Nueva York, ambos tienen una cargada agenda de trabajo en Europa.