San Juan, 15 ago (EFE).- La familia Cepeda ha mantenido vigente el género musical autóctono de Puerto Rico, la bomba, durante más de cincuenta años mientras compite con otros ritmos caribeños a los que ha influido como la salsa, la plena y el reguetón.
Jesús Cepeda, el sexto de los doce hijos de Rafael Cepeda (1910-1996), conocido como el "patriarca de la bomba", y Caridad Brenes, dijo hoy a Efe que el propósito actual de la familia es "seguir la obra, pensamiento y legado" de su padre.
"El apellido Cepeda es un sello. Cuando un folclor nace, crece y se trabaja en un pueblo, se logra una historia y cultura. Cualquier música que se siga cultivando es autóctona de ese lugar", afirmó.
Los inicios de la bomba se remontan a los tiempos de los esclavos africanos que se diseminaron por el Caribe tras la revolución haitiana a finales del siglo XVIII y que llegaron a Puerto Rico por el oeste, explicó Cepeda.
"Ahí empieza esta batalla en las haciendas, en la siembras de caña de las centrales y los africanos se mezclan con el indio y español. Ahí nace nuestra bomba", indicó.
El músico dijo que los tambores que usaban los africanos los hacían a partir de los barriles de alcohol y que este género está muy ligado a la religión yoruba que profesaban los esclavos.
Los repiques de la bomba los componen los tambores: el buyador, el primo, y el cuá; las maracas y los cánticos de los coros, mientras una pareja o un bailarín realizan sus pasos dependiendo del ritmo que marca la percusión.
"Estos tambores son sólo de cultura material. Pero al momento de meterle las manos y repercutir los ritmos, y siendo personas espirituales, respondemos al sonido. Detrás de esos tambores hay una historia religiosa", aseguró Cepeda.
Añadió que el tambor es una representación religiosa, similar a la de otras culturas, y sirve para pedir más siembra y que mejoren las condiciones climatológicas.
"Todo esto forma una gama bien chévere que uno se goza. Son instrumentos autóctonos puertorriqueños, nacidos y 'culturalizados' en nuestra isla", afirmó Cepeda.
En 1940, Rafael Cepeda formó su primer conjunto de bomba, Grupo ABC, junto a varios amigos, con el que llevaron a cabo varias presentaciones en el programa radial "Tribuna del Arte".
Sin embargo, la bomba comenzó a decaer coincidiendo con la puesta en marcha del proyecto de industrialización "Manos a la obra" que supuso el éxodo rural hacia las ciudades.
Cepeda padre, no obstante, quiso recobrar la riqueza de la bomba tocando con familiares y amigos en las áreas capitalinas de Puerta de Tierra y Santurce. Trece años después, organizó la agrupación familiar Grupo Folklórico Trapiche, y después formó parte del grupo Los Caballeros de la Bomba.
Más tarde, otros parientes se unieron a la organización, la cual se convirtió entonces en el Ballet Folklórico de la Familia Cepeda.
"Solo tocaban los fines de semana, donde se reunían para recordar sus bailes. Entonces es que mi padre se echa la idea para levantar el género", recordó Jesús Cepeda.
Con la llegada del antropólogo e historiador puertorriqueño Ricardo Alegría a la presidencia del Instituto de Cultura Puertorriqueña, el mayor de los Cepeda comienza a levantar este género caribeño.
Luego de ser expropiados, los Cepeda, que residían en el área de la Parada 23 del sector capitalino de Santurce, se mudaron al sector Villa Palmeras.
"Ahí se empieza a formalizar la idea de crear la Familia Cepeda como una organización más amplia y poner el sitial de la bomba alrededor del mundo", sostuvo Jesús Cepeda.
En 1983, Rafael Cepeda fue reconocido como Patrimonio Nacional del Mundo por el Instituto Smithsonian en Washington D.C. por su contribución y aportación a las artes.
La asesora cultural y educativa de la Fundación Rafael Cepeda, Gilda Hernández, reconoció el aporte y seguimiento que le han dado los hijos del patriarca de la bomba a nivel mundial.
"Don Rafael fue un gran forjador del folclor y la cultura puertorriqueña, por lo que queremos salvaguardar esta obra y que así otros grupos puedan seguir hacia adelante", enfatizó.