TIJUANA.- Cual torero en su mejor corrida, orejas, rabo y saliendo en hombros, así se podría describir la noche que Espinoza Paz vivió en la Plaza Monumental de Playas de Tijuana ante 22 mil personas.
Su tercera presentación oficial en la frontera, y no la vencida, porque las anteriores desde el 2010 a la fecha, han sido igual de exitosas en el recinto que se presente, esta vez no fue la excepción.
No importó la condición social, ni se era naco o fresa, lo único que la noche del 22 de junio valía la pena era ir a ver a Isidro Chávez.
No era de asombro, al menos para los fanáticos saber que la plaza estaría llena, pero sí lo fue para quienes por primera vez iban a ver al "mentado" Espinoza, a ver por qué era tan "conocido".
Algunos se atreverían a decir que es un Juan Gabriel contemporáneo, y no por aquello de "Lo que se ve no se pregunta", sino por las canciones que ha compuesto y las mismas que le han grabado.
Espinoza Paz es uno en un millón, de esos artistas que se dan cada cierto tiempo, que gozan de esa luz que sabe va a brillar y con muchos destellos.
Lo que se vivió en Tijuana no fue entonces de asombro, los 16 años que vienen detrás del cantante, no han sido en vano y se notó al salir al ruedo (escenario), pues el público se rindió a sus pies desde el primer instante.
De bota y cinto color rojo, texana negra y su extensa sonrisa, el hijo pródigo de Angostura, Sinaloa dio una cátedra de sencillez, de sobrellevar el alma de 22 mil gargantas y aparte tener la prueba concisa de que sus canciones han sido aprobadas.
"Vive y déjame vivir", "Para no perderte", "El Culpable", "Inolvidable", "Como un tatuaje", "Mi mejor regalo", "Esclavo de sus besos", "Y que quede claro", "Cita con un invento", "Sólo un día", "Mil heridas" y muchas más trajo al escenario.
Cerca de la orilla del mar, justo a unos metros de la línea divisoria, la que alguna vez cruzó de mojado, ahora le cantaba su éxito.
"Muchas Gracias, la verdad gracias. La primera vez que vine a Tijuana fue para cruzar a Estados Unidos. Cuando llegué vine con mi madre, la señora María de la Paz Espinoza. Ahora ella no está con nosotros pero los tengo a ustedes", fueron las palabras al público antes de interpretar "Un hombre normal".
Siempre fue un coro colectivo el que se escuchó, un Espinoza Paz que por muy que tuvo seguridad al pie del escenario, logró ser cobijado por los fanáticos que burlaron la seguridad.
Además de su talento, la producción que respaldó a Paz fue de primer nivel para un artista de su talla, escenario al centro, pantallas con perfecta nitidez, dirección de cámaras aplaudible y sobre todo sonido perfecto.
El cartel del 22 de junio, tiene un nombre, el de Espinoza Paz.
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