Natalia Almada muestra la otra cara de la “narcoviolencia” en un nuevo documental

Natalia Almada muestra la otra cara de la “narcoviolencia” en un nuevo documental

Nueva York, 25 mar (EFE).- La mexicana Natalia Almada presenta en su nuevo documental "El velador" que estrena en Nueva York, una mirada a las repercusiones del narcotráfico que afecta a su país, para el cual filmó durante un año en un cementerio donde descansan los restos de los protagonistas y víctimas de esa violencia. […]

Por beatriz mayoral el abril 13, 2017

Nueva York, 25 mar (EFE).- La mexicana Natalia Almada presenta en su nuevo documental "El velador" que estrena en Nueva York, una mirada a las repercusiones del narcotráfico que afecta a su país, para el cual filmó durante un año en un cementerio donde descansan los restos de los protagonistas y víctimas de esa violencia.

La cinta, cuyo estreno mundial será el próximo 27 de marzo en la 40 edición del Festival New Directors/New Films en el Museo de Arte Moderno (MoMa), presenta el contraste entre los humildes trabajadores de ese "narcocementerio" en Sinaloa de lujosos mausoleos y los familiares de las víctimas, a través de los ojos del velador del lugar.

"No hice el documental porque quiera ser una activista" de lo que pasa en México "sino proponer otra mirada", dijo a Efe Almada, quien en 2009 ganó el premio de Mejor Directora de Documental en el Festival Sundance con "El general", en el que presenta de una manera personal la historia de los últimos 100 años de México.

La mexicana acompañó a Martin (el velador) a su lugar de trabajo, desde mediados del 2009 cuando comenzó a filmar, hasta mediados del 2010, así como a los albañiles que construyen las tumbas, que van desde el diseño minimalista del modernismo hasta los extravagantes mausoleos de mármol que parecen catedrales, que pueden llegar a tener varios pisos y costar hasta 100.000 dólares.

"Me gustó mucho la idea de esa persona (Martin), que está ahí cada día, que llega al atardecer y se va al amanecer" del cementerio en Sinaloa, ciudad donde creció Almada y corazón del narcotráfico.

Este retrato de la vida cotidiana en el camposanto permite al público ver la dinámica entre quienes se ganan la vida allí y los familiares que acuden cada día a limpiar las lujosas construcciones para sus seres queridos, quienes a juzgar por las gigantescas fotos, son hombres jóvenes.

El documental de Almada parte precisamente de ese momento después de la violencia, que en este trabajo llega al público sólo a través de noticiarios que escuchan en la radio un vendedor de cocos y el velador, y que cuentan sobre las nuevas víctimas.

Para la cineasta, su trabajo presenta la violencia de una forma diferente a la imagen que aparecen en los medios de comunicación, "muy gráficas y sensacionalistas".

"Cuando leemos de la violencia se nos olvida que (pese a ello) hay gente que lleva una vida cotidiana. En ese contexto me gusta el panteón para analizar la violencia porque es el momento del después", afirmó.

La mexicana, que también realizó "Al otro lado" (2006) sobre la migración, el tráfico de drogas y el corrido musical, sostuvo que no presenta esas historias porque le guste lo que pasa en su país, sino porque "crecí aquí y siento que es importante hablar de eso".

"Las cosas no están mejorando, los medios siguen mostrando que esta violencia sigue", afirmó la sinaloense, cuyo documental precisamente termina con una máquina en el cementerio excavando para construir más tumbas.

Almada, de madre estadounidense y padre mexicano, admitió a Efe que lo más difícil de este proyecto fue filmar en un lugar peligroso y ganarse la confianza de los trabajadores.

"Uno tiene que entender con el tema de la violencia que hay ciertos códigos de silencio, que hay cosas que no se preguntan y muchas que no se dicen, sólo con las imágenes", afirmó Almada, quien recordó que los albañiles y el velador la protegieron durante el año que duró la filmación.

"No es un lugar donde se habla mucho. La gente es muy discreta por lo peligroso que es. Me dejaron filmar porque me veían allí, por la persistencia y el respeto a la gente", agregó la cineasta, a quien luego de año no le permitieron continuar filmando y "entendí el poder que tienen".

Almada, que debutó con "La memoria perfecta del agua" elegido mejor documental corto en el Festival Tribeca de 2002, aseguró además que no tiene temor de mostrar su trabajo "porque está hecho con mucho respeto, no se habla de ningún narco en particular, ni de culpar a nadie".

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