Los Ángeles, 25 ene (EFE).- A sus 71 años, Olga Loya ha contado miles de historias en inglés y en español en México y EE.UU para llevar a niños, jóvenes y adultos relatos que superan las fronteras, despiertan la creatividad y rescatan las tradiciones.
Es autora del libro bilingüe "Magic Moments", que narra 10 historias de México, Cuba, Nicaragua, Guatemala, Colombia y Puerto Rico, y que ganó en 1998 el premio de la Asociación Internacional de Lectura para jóvenes adultos.
Escribió también "The Ghost House", "Growing up in East Los Angeles", "Left Out", cada uno de los cuales tiene además un DVD.
"Mis historias son una ventana para examinar temas como la salud, el racismo, la intimidación, el multiculturalismo, el perdón, el medio ambiente, la riqueza del legado de cada familia o el valor de nuestras tradiciones", dijo Loya en entrevista con Efe.
"Soy una ferviente defensora del pasado porque nos invita a recorrer lo vivido y nos ayuda a entender mejor el presente y a visualizar el futuro, preservando lo que de verdad nos pertenece", agregó.
Nacida en el este de Los Ángeles, la autora pasó buena parte de su infancia escuchando los cuentos que le narraba su abuela paterna, originaria de México, y quien le hablaba en español sobre vivencias tan sencillas como ir al mercado, o las anécdotas de algún tío, o las canciones mexicanas; un caudal inmenso de relatos orales que dibujaban en la mente de aquella niña las más coloridas imágenes.
"Amaba hablar con mi abuelita, ella era la única persona con quien yo hablaba en español, recuerdo que ya más grande en la escuela, cuando estaba en una clase de español, yo entendía todo y pensaba, pero cómo es que esta gente sabe hablar como mi abuelita, para mi el español solo le pertenecía a ella, era el idioma abuelita", recuerda sonriente.
Obtuvo su diploma en educación en California State University Los Ángeles y trabajó muchos años como maestra. Su forma de enseñar a sus alumnos la convirtió en escenario para contar historias, haciendo sus clases más entretenidas y participativas.
En 1980, luego de asistir por primera vez a una conferencia de Cuenta Cuentos, descubrió que eso era lo que ella realmente quería ser en la vida y decidió dedicarse con el alma y corazón a este oficio.
"Yo tengo dos hijas y cuando les dije que yo quería ser cuenta cuentos pensaron que me estaba volviendo loca, pero no me detuve hasta hacer mi sueño realidad", relató.
En 1986 hizo su primera presentación como Cuenta Cuentos profesional y desde entonces no ha parado.
"Cuando empecé, yo contaba historias del folclor americano, pero un día me vino la idea de que yo tenía una cultura con historias muy buenas para contar y comencé a contar historias de Latinoamérica y entonces vi que tenia historias en mi familia y en nuestras tradiciones que podía contar", dijo.
"Si nos ponemos a ver, el mundo no es tan grande, el mundo es pequeño y es importante saber que no somos tan diferentes, en muchos modos somos muy similares y es bueno tener la oportunidad de descubrir lo que nos une como seres humanos, sin importar la raza, el color, la religión o el idioma", puntualizó la narradora, quien desde hace 20 años vive en la ciudad de San José, California.
Su vida la distribuye entre sus giras por diferentes teatros de México y EE.UU, donde en ocasiones, además de la narración, incorpora danza, teatro y canto.
También realiza seminarios en escuelas, bibliotecas, museos, universidades e incluso en centros penitenciarios, enseñando a los participantes las habilidades para escribir y contar historias.
"Escuchar es primordial en este oficio. Podemos usar todo para las historias, toda la existencia es una historia, ellas revelan el carácter común y la individualidad. Mantener vivas a la historias y las tradiciones es indispensable para el alma", concluyó.