El cine de horror, en teoría, no debería funcionar. En si, por su propia naturaleza, sumándole películas con violencia explícita y gore, ya segmentan a un grueso de la audiencia cinéfila. Mucha gente simplemente no puede soportar imágenes fuertes o la sensación de paranoia que te invade al ver una buena cinta de horror. Los padres de familia no pueden llevar a sus hijos, a los ancianos no les apetece ver violencia (en muchos casos), eso sin contar que hay muchas producciones "chafas", con bajo presupuesto, sin actores reconocidos. Esto en muchas ocasiones hace que el cine de horror palidesca en comparación con una película como "Rápido y Furioso" o "Elysium". Agregandole el hecho de que los últimos 30 años del cine de horror han estado plagados de secuelas y remakes formuláicos, podríamos pensar que el cine de terror está destinado a fracasar. Afortunadamente no es así.

"El Conjuro" del director James Wan fue una de las películas más exitosas de este verano. Costó $20 millones de dólares producirla y hasta el momento ha generado ganacias aproximadas de $240 millones en todo el mundo, opacando a películas con presupuestos más grandes y estrellas mucho más populares. Y lo más curioso de todo es que no es la primera vez que algo así sucede con el género, claro ejemplo de esto son "El Proyecto de la Bruja de Blair", "Actividad Paranormal", "El Exorcista", "El Sexto Sentido", "Evil Dead", entre muchas otras joyas del género.
VIDEO: "Evil Dead"
Las audiencias para el cine de terror son muy grandes y fieles al género. Vamos y nos sentamos en una sala oscura y vemos estas películas con el propósito de asustarnos. ¿Porqué accedemos a esta tortura voluntaria? ¿Porqué pagamos para ver a alguien ser asesinado o torturado? ¿Porqué pagamos para ver lo que es el miedo? Me gustaría pensar que es por que queremos presenciar algo que no es común es nuestra vida diaria, es por el morbo y la curiosidad de ver algo que socialmente está prohibido. Es algo que desde chicos nos dicen que está mal, como la pornografía o fumar dentro de un hospital, hay una especie de "rush" de adrenalina asociado con ello.
Parte de lo que hace atractivo el cine de horror viene de la emoción relacionada en presenciar algo que no deberíamos, es algo que se queda contigo toda la vida, programado en el inconsciente humano. En un nivel básico, el asustarse es un elemento necesario del ser humano. Hay una especie de catársis cuando estas en la sala de cine y los créditos finales comienzan a aparecer, un sentimiento como de haber sobrevivido un pequeño roce con la muerte o algo oculto y desconocido. He leído a varios críticos de cine como el fallecido Roger Ebert que comparaba el sentimiento a subirse a una montaña rusa, diciendo que es un viaje en el que sientes el peligro pero a la vez te sientes a salvo, sabes que no vas a morir, pero la intensidad sigue ahí.

La "Teoría de la Transferencia de Excitación" está muy relacionada con este concepto. La teoría dice que los expectadores que experimentan miedo o disgusto hacia al antagonista de la película sentirán una sensación positiva al finalizar la película, sin importar si esta tiene un final feliz o no. De acuerdo con la psicóloga Susan Burggraf, la exaltación causada por las imágenes vistas crean el "efecto de consuelo", despertando una serie de emociones afectivas positivas, por ende descifrando la incógnita de por qué las películas de terror son perfectas para una primera cita.
VIDEO: "VHS 2"
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