Los Evangelios solo hablan de "magos", en ninguna parte se indican sus nombres, ni que fuesen reyes, ni que fueran tres (número que posiblemente se deba a la cantidad de obsequios ofrecidos). Estas creencias fueron agregadas varios siglos después y se han mantenido en la tradición popular.
La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de derecha a izquierda: Gaspar, Melchior, Balthassar…

En cuanto a los regalos que éstos presentaron a Jesús, fueron tres cofres, uno repleto de oro, otro de incienso, y otro con mirra.
En primer lugar, el oro es un regalo a Jesús entendido como Rey, ya que el oro era el regalo habitual que se destinaba a los reyes de la época. El incienso era un regalo para Jesús entendido como Dios, debido a que se quemaba en los templos en honor a los dioses. Finalmente la mirra, es entendido como un regalo para el Jesús hombre, ya que era la sustancia con la que se embalsamaba a los muertos en la época.
Tras el pasar de las generaciones, adoptamos a estas figuras como partes de las tradiciones de los días festivos y en varios países de América Latina, sobre todo en México y Argentina, se acostumbra comer la tradicional Rosca de Reyes o Roscón de Reyes.
La forma de la rosca y sus coloridos ingredientes representan la forma de la corona, así como su joyas.
En cuanto al famoso niño o muñeco, se incrustan en el pan uno o más muñequitos alusivos a Jesucristo, lo que simboliza que el niño tuvo que ser escondido y protegido en los días del relato.

Vía Wikipedia, La Red 21
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