BAJA CALIFORNIA.-Este domingo más de 45 mil espectadores se precipitaron en la plaza más grande del mundo, un lleno histórico en la Plaza México. Cuarenta y cinco mil almas que buscaban celebrar el rito ancestral de la tauromaquia, pero mientras que en la Ciudad de México se agotaron las entradas para este espectáculo, hace tan solo unos días en Baja California se aprobaron reformas en el congreso por abolir corridas de toros en el estado.

Los espectáculos taurinos han sido fuente de discordia desde su inicio en España, pues mientras unos lo llaman arte, otros crueldad animal. El primer estado en México en prohibir las corridas fue Sonora en el 2013, un año después le siguió Guerrero y luego Coahuila. Baja California ahora intenta sumarse a esta tendencia ante creciente presión por parte de activistas para los derechos de animales.

En otros países también existen esfuerzos para abolir el deporte taurino. En España se ha logrado prohibir las corridas de toros en más de 80 municipios y en provincias como Asturias, Andalucía, Canarias, y Cataluña, con esfuerzos similares en Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Portugal y Francia.

Plaza Monumental en Playas de Tijuana. Foto: Taurofest Tijuana

Partidarios taurinos señalan que el arte tiene una historia rica en tradición mexicana, no solo de España. La primera corrida que se registra en la historia de México ocurrió el 24 de junio de 1526 y desde entonces se han realizado corridas de toros en todo el país, expandiéndose a todos los rincones. Lo defienden como un deporte cuyo objetivo no es una lidia que inflige dolor o sufrimiento del animal, sino la "corrida" entre el torero y el toro.

Incluso acusan de doble moral a quienes buscan prohibir el deporte ya que los toros están destinados a morir para la subsistencia alimentaria del hombre y la piel del toro es incluso utilizada en ropa y calzado. Alegan que muchos que protestan las corridas, de seguro consumen la carne del toro o utilizan la piel en su vestimenta. Agregan que los toros elegidos para correr viven un promedio de vida más largo y sano, ya que un toro fuerte da mejor espectáculo.

Uno de los elementos más cuestionados dentro de la tauromaquia es la entrega de las orejas y el rabo del animal al que se le dio muerte en la plaza. Si el matador ha hecho un buen trabajo en los ojos de la multitud, se le entrega una oreja del toro en vez de trofeo. Si el espectáculo fue excepcional, se le premia al torero las dos orejas y en algunas plazas el rabo también. Aunque activistas catalogan esta entrega como un acto más de crueldad, la entrega de orejas y rabo también es parte de una tradición llena de historia. En la antiguedad, el torero cobraba sus honorarios en función de cuántas orejas obtenía. A veces se le entregaba la carne del toro y el torero vendía la carne para ganar dinero o la reserva para su familia. Ahora, la entrega de las orejas y el rabo es un acto más simbólico.

Foto: Taurofest Tijuana

Pese a los argumentos a favor y en contra en torno a la Fiesta Brava, las protestas en contra del deporte taurino incrementan día a día. En Plaza México, mientras algunos pagaban hasta 150 mil pesos por boleto, unas 200 personas se manifestaron para exigir su abolición.

En Baja California, la Comisión del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del congreso estatal aprobó por unanimidad la iniciativa de reforma a la Ley de Protección a los Animales Domésticos. Con esta iniciativa no solamente se propone la prohibición de las corridas de toros, sino también las peleas de gallos y cualquier otro espectáculo público o privado similar que involucre animales.

Desde su nacimiento, las corridas de toros han sufrido críticas, prohibiciones y han tenido que sortear numerosas dificultades. Sin embargo, aunque existen muchos oponentes, miles aún consideran las corridas de toros como un arte y una tradición cultural que debe ser conservada. Solo el tiempo dirá si puede sobrevivir como arte, o ser eliminado como crueldad animal. Mientras tanto, en Baja California por lo menos, el futuro taurino sigue en manos del congreso estatal.

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